Por qué las tarjetas EBT del programa SNAP provocan que gastes más en las compras en línea
Cargos extras como los gastos de envío dificultan su uso por internet entre las personas de menores ingresos
A medida que la crisis económica derivada de la pandemia por COVID-19 se ha ido extendiendo a casi un año de la llegada del coronavirus a los Estados Unidos, uno de los fenómenos que más impacto ha experimentado en la sociedad es el tema de la insuficiencia alimentaria, situación que se estima está afectando a más de 50 millones de personas en todo el país sin que aún no se muestren signos claros de que se esté revirtiendo.
En respuesta a este fenómeno, la semana pasada, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva en la que pide aumentar un 15% la cantidad de dinero que se le otorga a las familias de bajos ingresos para que reciban alimentos cada mes a través del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria del Departamento de Agricultura (SNAP por sus siglas en inglés), además de otorgar fondos extras para comidas a los estudiantes de cuyas escuelas cerraron a causa de la pandemia.
Pero las personas más vulnerables a los estragos de salud y financieros por el coronavirus están enfrentando otro inconveniente, ya que mientras las autoridades recomiendan el confinamiento y la distancia social, el uso de las tarjetas de Transferencia Electrónica de Beneficios (EBT) para las compras en línea viene acompañado de limitantes y cargos extra que no son fáciles de solventar, como los gastos de envío, lo que obliga a la mayoría a realizar sus compras por medio de los cupones de alimento en forma presencial, lo que representa un riesgo adicional de contagio.
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De acuerdo a una publicación del diario USA Today, de los 38 millones de estadounidenses que reciben asistencia alimentaria a través de los programas sociales, solo 1.4 millones, menos del 5%, han podido comprar alimentos en línea, cuando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) comenzó a permitir que los beneficiarios de SNAP compren alimentos en línea.
Según la publicación, los beneficiarios del SNAP que compran alimentos por Internet pueden gastar más de un tercio del total de sus beneficios, entre $45 y $98 dólares, en una sola compra debido a los elevados costos de los alimentos y a la limitación de las existencias.
Estimaciones de la Casa Blanca apuntan a que la crisis alimentaria perjudica a cerca de 30 millones de adultos y casi 12 millones de menores; sin embargo, datos de Feeding America, organismo que agrupa a más de 200 bancos de alimentos en Estados Unidos, advierten un subregistro, ya que calcula el impacto en más de 50 millones de personas, incluidos 17 millones de niños, la mayoría de las cuales viven en el llamado umbral de pobreza y son trabajadores considerados esenciales, pero sin seguro médico y en condiciones más vulnerables de contraer COVID-19.
Como parte de las medidas dictadas por el presidente Biden, USDA también reevaluará el Plan de Alimentos, conocido como Thrifty Food Plan, el cual sirve como base para determinar los beneficios de sus programas, ya que según la Casa Blanca está desfasado con respecto a las realidades económicas que enfrentan la mayoría de los hogares con dificultades, por lo que las prestaciones del SNAP sólo suponen una media de $1.40 dólares por persona y comida, lo cual no proporciona los alimentos necesarios para llevar una vida activa y saludable, sin contar en el alza generalizada de los precios en comestibles.