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Costo hundido: qué es

Un costo hundido se diferencia de otros costos futuros que una empresa puede enfrentar, como los costos de inventario, porque ya ha sucedido

La falacia del costo hundido hace que las personas se aferren a una decisión fallida sólo porque ya han invertido en ella.

La falacia del costo hundido hace que las personas se aferren a una decisión fallida sólo porque ya han invertido en ella. Crédito: SuPatMaN | Shutterstock

El costo hundido es un concepto clave en finanzas y negocios, ya que representa los gastos que ya se realizaron y que no se pueden recuperar. Entenderlo evita caer en la llamada “falacia del costo hundido”, que lleva a seguir invirtiendo en proyectos poco rentables solo por lo que ya se gastó; en lugar de tomar decisiones enfocadas en beneficios futuros.

Puntos clave

  • El costo hundido es un gasto pasado que no se puede revertir, incluso si el proyecto o actividad se abandona.
  • No depende de los resultados futuros, por lo que no debe influir en nuevas decisiones de inversión.
  • Su origen está en pagos anteriores como equipos, salarios o investigaciones que no generan retorno.
  • Puede generar sesgos emocionales, llevando a la llamada falacia del costo hundido.
  • Su correcta identificación permite redirigir recursos hacia proyectos con mejores perspectivas de éxito.

¿Qué es el costo hundido?

El costo hundido es el costo que ya se ha producido y no se puede recuperar de ninguna forma. Es independiente de cualquier evento y no debe considerarse al tomar decisiones de inversión o en proyectos; solo los costos relevantes deben incluirse en estas.

Toma en cuenta que el costo hundido se considera como costo fijo; sin embargo, hay que tener claro que no todos los costos fijos se consideran costos hundidos. El costo hundido también se conoce como costo pasado, costo implícito, costo del año anterior, costo varado, capital hundido o costo retrospectivo.

Entendiendo el costo hundido

Un costo hundido es aquel que ya se ha pagado y no se puede recuperar, por lo que no debería influir en la decisión de continuar invirtiendo en un proyecto; sin embargo, muchos gerentes siguen aportando dinero a proyectos que no son rentables porque no quieren “perder” lo que ya se ha invertido anteriormente e ignoran que esas inversiones previas no son relevantes para las decisiones futuras. Los costos hundidos se caracterizan por:

  • Ser irrecuperables: una vez incurridos no se pueden recuperar, incluso si se abandona el proyecto o la actividad a la que estaban asociados.
  • No dependen de resultados futuros: son independientes de cualquier resultado o beneficio futuro y no cambian en función de las acciones posteriores.
  • Gastos pasados: surgen de gastos ya incurridos en el pasado, en lugar de los que se incurrirán en el futuro.
  • Ser Inalterables: son fijos y no pueden ajustarse ni revertirse.
  • Su impacto emocional: a menudo conducen a la falacia del costo hundido.
  • No son relevantes para la toma de decisiones: deben ignorarse en las decisiones porque no cambian independientemente de la decisión tomada.

Generalmente los costos hundidos se consideran costos fijos, como equipos personalizados que no tienen mercado de reventa. En cambio, algunos costos fijos sí pueden recuperarse; por ejemplo, vendiendo un remolque de tractor en el mercado secundario. Además, la contabilidad de los costos capitalizados puede incentivar que los proyectos continúen más tiempo del necesario, ya que los gastos se distribuyen en periodos más largos mediante depreciación.

Tipos de costos hundidos

1. Gastos pasados

Los gastos pasados incluyen dinero que ya se ha invertido en operaciones o financiamiento de proyectos anteriores y que no se puede recuperar. Esto abarca sueldos, alquileres, hipotecas y seguros que la empresa ya pagó; independientemente de si el proyecto tuvo éxito o no.

2. Gastos de reemplazo

El dinero destinado a reemplazar activos esenciales como equipos, hardware o la ampliación de instalaciones, también se clasifica como costo hundido. Estas inversiones son irrecuperables una vez realizadas, aunque sean necesarias para el funcionamiento de la empresa.

3. Inversiones iniciales

El capital usado para arrancar una nueva empresa o proyecto puede considerarse un costo hundido si no se recupera y no se alcanza el punto de equilibrio. Continuar invirtiendo solo porque ya se gastó dinero refleja una estrategia financiera poco eficiente.

4. Proyectos abandonados

Si un proyecto se interrumpe debido a una mala gestión, planificación deficiente, falta de capital o personal inadecuado, los gastos realizados hasta ese momento se consideran costos hundidos. Las inversiones iniciales y los gastos acumulados en estos proyectos perdidos no se pueden recuperar y no deberían influir en decisiones futuras.

5. Costos de oportunidad

Cuando se invierte en explorar nuevas plataformas o servicios que no resultan rentables, el dinero gastado se convierte en un costo hundido. Este tipo de gasto refleja decisiones que no generan retorno y no deben afectar futuras inversiones.

Ejemplos de costo hundido

  • Encuesta de mercado no rentable: la empresa AAA gastó $25,000 dólares en una encuesta para evaluar la viabilidad de un nuevo producto. Como los resultados mostraron que el producto no sería rentable, ese dinero se considera un costo hundido, ya que no tiene sentido continuar con un proyecto que no generará ganancias.
  • Capacitación de empleado que no permanece: la empresa BBB invirtió $12,000 dólares en la formación de un nuevo empleado que finalmente no superó el periodo de prueba y dejó la compañía. Los gastos en capacitación se clasifican como un costo hundido, pues ya no se pueden recuperar.
  • Investigación y desarrollo fallida: la empresa CCC destinó $3 millones de dólares durante cinco años al desarrollo de un producto farmacéutico que, antes de su lanzamiento, resultó inseguro y sin demanda en el mercado. Este gasto se considera un costo hundido, ya que la inversión no generará retorno y es irrecuperable.

¿Qué es la falacia del costo hundido?

La falacia del costo hundido, también conocida como el efecto del costo hundido, se refiere a la tendencia que tenemos a seguir invirtiendo en un proyecto incluso si no proporciona los beneficios esperados. Dentro del mundo de los negocios podemos ver la falacia del costo hundido cuando las personas se encuentran en una situación en la que no pueden abandonar sus planes iniciales, incluso cuando no están funcionando.

La falacia del costo hundido es como una “trampa” de decisiones emocionales, donde se es incapaz de elegir las opciones que sean mejor para ti. Recordemos que el costo hundido nunca se incluye en la planificación y estrategias de negocio, porque no cambiarán independientemente de lo que decidas; por lo tanto, para tomar decisiones asertivas las empresas se enfocan en los costos e ingresos que se ven directamente afectados por las opciones que están considerando.

Entender la falacia del costo hundido es clave porque puede indicarte el camino a una mejor toma de decisiones. Y es que al no reconocerla se podría invertir más tiempo, dinero o esfuerzo en algo que no vale la pena solo porque ya se invirtieron recursos. Sin embargo cuando se comprende cómo funciona la falacia del costo hundido, se pueden tomar decisiones basadas en lo que traerá beneficios futuros. Este conocimiento permite tomar decisiones más racionales y eficientes.

Ejemplo de la falacia del costo hundido

Imagina que diriges una tienda en línea y has gastado mucho dinero en promocionar un producto esperando que sea un éxito; sin embargo, las ventas no han alcanzado tus expectativas y el producto no rinde como esperabas. Aunque puede resultar difícil, seguir invirtiendo solo por el dinero que ya has gastado no siempre es la mejor opción; muchas veces, lo más sensato sería cortar con las pérdidas y enfocarse en productos que realmente generan ventas.

¿Cómo evitar la falacia del costo hundido?

1. Ser consciente de los costos hundidos

Reconocer los factores que generan la falacia del costo hundido te ayuda a tomar decisiones más racionales y mantener presupuestos saludables. Hacerse preguntas como “¿Qué miedo me detiene?” o “¿Cuál es la probabilidad de éxito de mi inversión?” permite analizar objetivamente cada situación y reducir el impacto del apego emocional a lo ya invertido.

2. Mira el panorama general

Es importante revisar regularmente todas tus inversiones y gastos para identificar patrones y evitar caer en la falacia del costo hundido. Mantener un registro actualizado de recursos pasados y presentes ayuda a tomar decisiones más informadas.

3. Toma decisiones lógicas

Evita que la falacia del costo hundido dicte tus acciones evaluando cada inversión con lógica, datos y análisis de mercado. Esto implica revisar constantemente los costos, resultados y el desempeño de tus proyectos para decidir si continuar o redirigir los recursos.

4. Deja el apego a las inversiones

Aferrarse a planes anteriores y resistirse al cambio puede incrementar el riesgo de fracaso. Aceptar que no todos los proyectos o lanzamientos tendrán éxito te permite soltar lo que no funciona y enfocarte en alternativas con mejores posibilidades de resultados.

5. Establecer objetivos de inversión

Antes de invertir define metas claras y alcanzables, con riesgos controlados y criterios de medición. Si no se cumplen los objetivos, utiliza esta información para ajustar la estrategia y maximizar el retorno de la inversión.

6. Acepta el cambio

No tengas miedo de descartar estrategias que ya no funcionan y reemplazarlas con decisiones más alineadas al futuro. El hecho de que algo haya dado resultados en el pasado no garantiza éxito en el mercado actual, que está en constante evolución.

Conclusiones

Reconocer los costos hundidos es fundamental para evitar decisiones financieras basadas en el apego emocional a lo ya invertido. La capacidad de distinguir entre lo que se perdió y lo que aún puede aprovecharse ayuda a enfocar los recursos en oportunidades con verdadero potencial.

En un entorno empresarial competitivo, aprender a soltar proyectos que no generan valor permite liberar capital, tiempo y esfuerzo hacia iniciativas más prometedoras. Así, comprender y manejar correctamente los costos hundidos se convierte en una ventaja estratégica para garantizar un crecimiento más eficiente y sostenible.

FAQs

¿Qué es lo opuesto al costo hundido?

Lo opuesto a un costo hundido es un costo prospectivo. Los costos prospectivos aún no se han incurrido, pero se incurrirán en el futuro. Estos costos aún pueden evitarse y deben tenerse en cuenta al tomar decisiones actuales, considerar cambios de rumbo o analizar diferentes oportunidades.

¿Cuál es la diferencia entre el costo hundido y el costo fijo?

El costo hundido siempre es un costo fijo porque no se puede modificar; pero no todos los costos fijos son costos hundidos, ya que pueden recuperarse si se vende o devuelve un activo. Las características clave de los costos hundidos incluyen haber ocurrido en el pasado y ser irreversibles e irrecuperables.

¿Cuál es la importancia del costo hundido?

Los costos hundidos son inevitables e impactan las decisiones diarias. Si bien pueden actuar como distractores en la toma de decisiones, esto no significa que no sean importantes o que no deban considerarse. El historial de costos hundidos de una empresa sirve como guía para evaluar el rendimiento pasado y futuro. Dado que son fijos y se mantienen al margen de futuras decisiones comerciales, los costos históricos pueden ayudar a comprender los próximos costos hundidos y otros que se podrían evitar o reducir. Esto ayudará a tomar decisiones financieras acertadas que beneficien a la empresa.

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