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Inflación en EE.UU.: agosto cierra en 2.9% y pone a prueba a la Reserva Federal

La inflación de agosto en EE.UU. alcanzó 2.9%. La Fed enfrenta el dilema de recortar tasas sin arriesgar la estabilidad económica

Inflación en Estados Unidos

La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos dio a conocer la inflación durante agosto de 2025.  Crédito: Shutterstock

El verano de 2025 terminó con una sensación ambivalente para los hogares estadounidenses. Por un lado, la inflación dejó de ser el monstruo descontrolado de años anteriores; por el otro, sigue sin ceder lo suficiente como para que la Reserva Federal declare victoria. El informe oficial del Bureau of Labor Statistics (BLS), que se publicó este jueves 11 de septiembre, llega en un momento de transición en el que tanto consumidores como mercados buscan señales claras: la inflación alcanzó un 2.9% interanual durante agosto de 2025.

Según la Oficina de Estadísticas Laborales, el índice de precios al consumidor para todos los consumidores urbanos (IPC-U) aumentó un 0.4% sobre una base ajustada estacionalmente en agosto, tras un aumento del 0.2 % en julio.

El índice de vivienda subió un 0.4% en agosto y fue el factor más importante en el aumento mensual de todos los artículos. El índice de los alimentos aumentó un 0.5% durante el mes, ya que el índice de alimentos en el hogar aumentó un 0.6% y el índice de alimentos fuera del hogar aumentó un 0.3%. Mientras que el índice de energía subió un 0.7% en agosto, mientras que el de gasolina aumentó un 1.9% a lo largo del mes, de acuerdo al más reciente reporte de BLS.

Los números previos que marcan el contexto

En julio, el Índice de Precios al Consumidor (CPI) registró un incremento anual de 2.7%, mientras que la inflación subyacente se mantuvo en 3.1%. Los cálculos preliminares para agosto anticipaban que la inflación general se sitauría cerca del 2.8%, y la subyacente alrededor del 3%. Estas cifras no son alarmantes, pero tampoco son lo suficientemente bajas para que la Fed se relaje.

Al mismo tiempo, el mercado laboral mostró señales de debilitamiento: solo se crearon 22,000 empleos no agrícolas en agosto y la tasa de desempleo subió a 4.3%. Este dato encendió las alarmas, no tanto por el número en sí, sino porque refleja un enfriamiento que puede cambiar el rumbo de las decisiones monetarias.

Lo que sienten los consumidores

Más allá de las estadísticas, la percepción de la gente cuenta. Según la Reserva Federal de Nueva York, las expectativas de inflación a un año subieron a 3.2%, mientras que las de cinco años se mantienen en torno al 2.9%. En la práctica, esto significa que los hogares todavía no confían en que los precios regresen a la normalidad.

Ejemplos sobran: familias que optan por cocinar en casa en vez de salir a cenar; jóvenes que aplazan la compra de un automóvil; jubilados que ajustan sus presupuestos porque los medicamentos cuestan un poco más cada mes. La inflación, incluso moderada, sigue moldeando comportamientos cotidianos.

El dilema de la Reserva Federal

La Fed enfrenta una decisión compleja. John Williams, presidente de la Fed de Nueva York, afirmó recientemente que la política monetaria actual es “moderadamente restrictiva” y que, si la tendencia continúa, podrían darse recortes graduales de tasas. Sin embargo, la pregunta es cuándo y con qué intensidad.

Un recorte rápido podría dar oxígeno a un mercado laboral en desaceleración, pero también corre el riesgo de alimentar una nueva oleada inflacionaria. Por el contrario, mantener la tasa alta por más tiempo podría calmar los precios, aunque a costa de un mayor desempleo.

El reporte de este jueves es clave, ya que los mercados pueden apostar por un recorte de tasas en septiembre. Lo que está en juego no es solo la política monetaria, sino la confianza de millones de personas que esperan que su salario alcance para más que lo básico.

La inflación de agosto no es una cifra más; es un termómetro que mide tanto la resistencia de la economía como la paciencia de la gente. Aunque la tendencia apunta a una moderación, el hecho de que los precios aún estén lejos de la meta del 2% mantiene la tensión viva.

Para los hogares, cada décima en los reportes se traduce en decisiones diarias: llenar el carrito del supermercado, postergar una compra o ajustar las vacaciones. La macroeconomía se vive en carne propia.

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