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Ahorro a muy largo plazo: la única forma para disfrutar un retiro seguro

La semana de Thanksgiving 2025 la pasé en Malalcahuello, Chile, donde tuve mi primera práctica de lo que —si todo sale bien— será la vida de retirado

Ahorro para el retiro

La tranquilidad de un retiro seguro solo se puede lograr con una estrategia de ahorro a largo plazo. Foto: Javier Mota. Crédito: Cortesía

Si esto fuera un anuncio publicitario del Servicio Nacional de Turismo de Chile, se podría decir que despertar todas las mañanas con la vista del volcán Lonquimay en la comuna de Malalcahuello, Curacautín, no tiene precio.

Pero la verdad es que sí lo tiene: en este caso, alrededor de $ 250,000 dólares … para empezar.

Durante los últimos dos años he considerado esta región del mundo como uno de los destinos posibles para pasar parte del retiro y disfrutar —además del volcán— del centro de esquí de Corralco, especialmente en el invierno austral, como una especie de escape del verano interminable de Miami, ciudad donde he vivido desde agosto de 1989, cuando llegué contratado por el diario El Nuevo Herald.

A pesar de sus encantos tropicales, Miami nunca fue una de mis ciudades favoritas. No me gusta ir a la playa.

Calculo que habré ido solo un par de veces en estos 36 años, y solo cuando algún visitante insistió en mi compañía. Esa logística de cargar auto con sillas, toallas, nevera, pasar horas tumbado en la arena o sumergirse un par de minutos en el agua salada… no es lo mío. Mi naturaleza hiperactiva no me permite tanta calma.

Por eso elegí Chile como mi destino principal para el retiro. Según estadísticas no oficiales, este es el país de Latinoamérica con las mejores condiciones de retiro para estadounidenses: una economía relativamente estable, una sociedad también relativamente tranquila y una calidad de vida que, aunque no exenta de desafíos, invita a la tranquilidad, por lo menos en esta zona.

Chile tiene una economía históricamente estable y, aunque el índice de criminalidad ha aumentado en algunas zonas, muchos de sus ciudadanos esperan que los resultados de las próximas elecciones presidenciales —programadas para diciembre de 2025— ayuden a mejorar aspectos como la economía, la seguridad y la estabilidad social, especialmente si resulta electo José Antonio Katz —candidato de derecha— quien promete retomar la estabilidad económica tras cuatro años de gobierno del izquierdista Gabriel Boric.

El proyecto de la Not So Tiny House

La idea de retirarme en Chile nació después de 25 años de visitas frecuentes —principalmente para esquiar en la zona central: El Colorado, Valle Nevado, La Parva y el legendario centro de esquí del Hotel Portillo — en la frontera con Argentina, camino a Mendoza.

Esas visitas anuales me permitieron construir un círculo de amigos —algunos ya tan cercanos que los considero familia— quienes me han mostrado las maravillas naturales de este país: un territorio que en muchos sentidos recuerda a California: el Pacífico al oeste, la zona central vitivinícola — similar a Napa y Sonoma—, la imponente cordillera de los Andes —tan majestuosa como las Montañas Rocallosas— y una capital moderna.

Además, está el desierto del norte —el Desierto de Atacama— y la Patagonia al sur, regiones de paisajes salvajes que son verdaderos paraísos para quienes aman la aventura y la naturaleza.

En 2019 visité Malalcahuello por primera vez para esquiar en Corralco. Un par de años después, gracias a la hospitalidad de mi amigo Roberto Conrads, quien me abrió las puertas de su propiedad, comencé a soñar con construir una casa.

Esa idea evolucionó: lo que en un principio sería una “Tiny House” terminó transformándose, en los planos elaborados por la arquitecta Moira Johnson Osorio, en lo que ahora llamo la “Not So Tiny House”.

Lo que en un principio estimé rondaría los $100,000 dólares, pasó a ser de unos $250,000 dólares, según el primer presupuesto del contratista general Manuel Arraigada de la empresa Constructora MAAC. Hemos ido ajustando detalles, pero hoy ese monto sigue siendo la referencia realista para poner en marcha el proyecto.

Cómo se ahorran $250,000 dólares para el retiro

Paradójicamente, buena parte de los fondos destinados a este proyecto se acumularon por omisión: hace más de 25 años que no tengo un auto propio.

Todavía trabajo como periodista especializado en la industria automotriz —primero en Univision.com y, desde 2011, de forma independiente—, lo que me permitía probar autos nuevos constantemente: no solo en Miami, sino cubriendo los grandes Auto Shows del mundo, visitando fábricas en Alemania, Japón, Corea del Sur, Hungría o México, y asistiendo a estrenos de autos incluso en lugares exóticos como Sudáfrica, Islandia o Hawái.

Por eso vendí el BMW 2002 que había comprado durante una “crisis de mediana edad” tras mi segundo divorcio —y desde entonces no he tenido los gastos fijos de un auto: matriculación, gasolina, seguro, reparaciones.

Según un estudio reciente de GoBankingRates, el costo promedio anual de tener y mantener un vehículo en Florida asciende a $27,235 dólares, lo que incluye $2,248 dólares en gasolina y, debido a la segunda prima de seguro más alta de Estados Unidos, un gasto promedio de seguro anual de $ 2,694 dólares.

Además, hay impuestos estatales de ventas —el 6% en Florida— que suman otros $2,923 dólares al costo promedio de un vehículo nuevo, hoy por encima de los $50,000 dólares.

Tampoco tuve hijos, lo que también representa un ahorro significativo. Según estimaciones de instituciones en Estados Unidos, criar un hijo desde su nacimiento hasta los 18 años puede costar entre $250,000 dólares y $300,000 dólares (según ingresos familiares y ubicación geográfica), lo que representa el costo de otra Not So Tiny House, por hijo.

El verdadero ahorro empieza muy temprano

Esta peculiar forma ahorro para financiar parte de mi retiro no es de ningún modo un ejemplo para todos. De hecho, no la recomiendo como modelo general.

Mi vida de “nómada digital” —más de 300 días al año viajando por trabajo durante más de 30 años, sin pareja ni hijos— es una excepción. No es sencillo, ni necesariamente deseable para muchos. Tiene sus ventajas, sí, pero también sus costos y sacrificios.

No se puede empezar a planear un retiro cuando ya se tiene 60 años, esperando que en 5 o 7 años se logre reunir $250,000 dólares y construir una casa que, aunque modesta en comparación con estándares globales, representa sin duda un lujo.

En mi caso, el verdadero colchón para el retiro es haber acumulado suficientes créditos en la Administración Seguro Social —los 40 necesarios— para recibir una pensión vitalicia cuando cumpla 67 años, más los ahorros en mi plan 401(k), iniciado hace más de 30 años desde mis tiempos en El Nuevo Herald y que nunca he tocado desde entonces.

Eso me ha permitido entrar al exclusivo club de menos del 1% de los estadounidenses con más de $1,000,000 de dólares en una cuenta 401(k) y eventualmente, me permitirá aplicar la famosa “regla del 4%”: es decir, retirar solo $40,000 dólares al año y vivir cómodamente, aún con ajustes por la inflación.

Además, he mantenido una disciplina financiera férrea – algunos dirían extrema: no acumular deudas en tarjetas de crédito, pagar la hipoteca de mi casa ocho años antes del plazo típico de 30 años, evitar hobbies costosos, y no interesarme por coleccionar relojes, arte o cosas por el estilo. Siempre viví por debajo de mis posibilidades.

Conclusión: la fórmula del retiro seguro

La única fórmula confiable para un retiro seguro y tranquilo es el ahorro a largo plazo y aunque es cierto que para quienes comienzan su vida profesional hoy, un horizonte de 30 años puede parecer distante — el momento llega y produce una gran recompensa.

Por eso el consejo es es simple: empiecen a ahorrar desde ya. Un retiro digno, con tranquilidad, sin depender de deudas o de cambios bruscos en la economía, no se improvisa.

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Plan 401(k) Seguro Social
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