Al revés: cómo estos inquilinos de Minneapolis lograron desalojar a los dueños y se quedan con el edificio donde viven

Los arrendatarios forman parte de las comunidades de minoría latina y afroamericana, entre otras

Un grupo de inquilinos en Minneapolis se unieron y han logrado hacerse de la propiedad que rentaban durante esta pandemia de coronavirus.

Un grupo de inquilinos en Minneapolis se unieron y han logrado hacerse de la propiedad que rentaban durante esta pandemia de coronavirus. Crédito: Pixabay

Desde que la pandemia de coronavirus pisó Estados Unidos por febrero, muchos inquilinos fueron los más preocupados en que pudieran ser desalojados tras la pérdida de millones de empleos y la imposibilidad de pagar la renta. La Ley CARES vino a ser un salvavidas que terminó por desinflarse el 31 de julio, el día que expiró. A partir de ese momento, la angustia regresó para los inquilinos de varias ciudades del país. Este tipo de situaciones han generado la organización entre los vecinos, procurando cuidarse y protegerse de quedarse sin hogar. En Minneapolis han encontrado la forma y son los dueños de un grupo de edificios propiedades conocidas como Corcoran five quienes han sido desalojados por quienes las ocupan como vivienda: el poder de la unión de los inquilinos en su máxima expresión.

Tras una reunión pública con miembros del Concejo Municipal de Minneapolis sobre un caso de desalojo de un pequeño departamento de uno de los cinco edificios en el barrio de Corcoran en contra de Vanessa del Campo Chacón, una mujer inmigrante de Veracruz, México, generó que los vecinos se unificaran gracias a Chloé Jackson, una mujer afroamericana y vecina de del Campo, y el gran apoyo que les brindó la organización sin fines de lucro, Inquilinxs Unidxs por Justicia, para evitar que este proceso se llevara a cabo en contra de la mujer latina y las minorías vecinales que viven en esos edificios entre los que están inmigrantes latinoamericanos, afroamericanos y asiáticos.

No era la primera vez que Jackson se veía involucrada en un enfrentamiento en el Ayuntamiento teniendo de aliado a IX (como también se le conoce a la organización de Inquilinxs Unidxs por Justicia) en contra del propietario, Stephen Frenz, y su socio comercial, Spiros Zorbalas, convirtiéndose en la líder de un grupo de alrededor de 80 personas, en su mayoría vecinos indocumentados, que buscan mantener su hogar y superar la situación crítica que actualmente se vive con un COVID-19 voraz en las calles.

Hubo un momento en el que Frenz quiso que todos los inquilinos de sus propiedades se salieran para vender al mejor postor. A partir de entonces llegó una gran idea para ellos: pasar de ser arrendatarios a ser propietarios.

Chloé Jackson es una mujer que cría a su hijo adolescente, Trayvon, con el salario de $15.69 dólares la hora que ganaba en la tienda iStore del aeropuerto, para el que debía levantarse a las 2:30 cada mañana, preparar el desayuno de su hijo, alimentar a su gato, Kitty, subir al tren ligero hacia el aeropuerto para llegar a abrir la tienda todos los días a las 3:40 a.m.

El primer contacto entre Jackson y Roberto de la Riva, codirector de IX, se dio en 2017 para avisarle que no debía pagar su alquiler, cuando la organización ganó una demanda contra Frenz denominada Acción de Reparación de Emergencia para Inquilinos (ETRA), para hacerlo responsable de reparaciones y daños. De la Riva fundó este grupo en 2015 con Jennifer Arnold.

Después de una serie de irregularidades presentadas por el dueño, se encontró que Spiros Zorbalas estaba incluido como responsable de la hipoteca a pesar de que, en 2011, la ciudad de Minneapolis le revocó su licencia de alquiler tras una acumulación de violaciones al código de vivienda por el cual se gañó el mote de “el señor de los barrios marginales del sur de Minneapolis”. Esto brindó una gran ventaja para los demandantes al demostrar que mantenía una participación financiera en propiedades que supuestamente le había comprado Frenz. En pocas palabras, Zorbalas seguía teniendo poder sobre las propiedades que supuestamente vendió. El abogado de la asociación lo describía como que se vendió los edificios a sí mismo.

En diciembre de 2017, la ciudad revocó la licencia de alquiler de Frenz y, con ella, su capacidad legal para cobrar el alquiler, razón por la cual, explicaba De la Riva a Jackson, ni ella ni sus vecinos deberían pagarle nada a Frenz.

Aunque los propietarios corporativos han aumentado su participación en el mercado, la propiedad inmobiliaria en Estados Unidos sigue siendo un negocio íntimo. Un análisis basado en datos representativos a nivel nacional de 2015 estimó que de los 48.5 millones de unidades de alquiler en el país, un poco menos de la mitad (47%) eran propiedad de individuos y el resto eran propiedad de empresas, de pequeñas empresas que administraban un puñado de unidades a los principales jugadores que gestionaron cientos.

Commoning es el término, y su pequeña utopía es la creación de hogares que son propiedad y control colectivo de los residentes. En este marco, la vivienda no es para especular ni para lucrar, ni siquiera para crear riqueza; es solo para vivir. En Minneapolis, IX está buscando cooperativas propiedad de inquilinos. Una versión popular de este modelo, conocida como “cooperativas de capital limitado”, implica que los residentes compren acciones de la cooperativa y paguen tarifas mensuales bajas para cubrir el mantenimiento del edificio. Si una familia se muda, puede vender su parte por un precio ligeramente superior al precio de compra original, pero solo un poco. Hacer una oferta por la venta, incluso si hay muchos interesados, se considera un anatema para la misión social de la cooperativa, que es establecer viviendas permanentemente asequibles.

Tras ganar una indemnización por parte de Frenz y Zorbalas, en 2018, los inquilinos de Minneapolis comenzaron a trabajar en una oferta para comprar el Corcoran Five con base en éste sistema de cooperativa. Sin embargo, el proceso no fue nada sencillo. Después de varios años de dimes y diretes legales entre los inquilinos y Frenz, con avisos de desalojo en la puerta, ofertas por comprar el edificio rechazadas por el propietario como la efectuada en agosto de 2019 de $7,085 millones de dólares efectuada en colaboración con Land Bank Twin Cities, superando el valor comercial de la propiedad estimada en ese momento de $6.36 millones de dólares, parecía que el sueño colectivo no sería suficiente.

Pasó 2019 y llegó el 2020 con el COVID-19 a la puerta de Estados Unidos. El 18 de mayo, Jackson estaba en su apartamento en una llamada por Zoom con otros organizadores de IX cuando, en medio de la reunión, recibieron un texto de Eddie Landenberger de Land Bank Twin Cities que decía “Cerramos”. Finalmente habían comprado el Corcoran Five.

Esta historia de éxito desarrollada en el portal de The New York Times Magazine bajo la investigación de Matthew Desmond, al que te invitamos a leerla por completo para entender más detalles al respecto, dejan varias interrogantes en el aire: ¿Lo hecho en cinco edificios en el bloque de Corcoran en Minneapolis puede ser punto de partida para cinco millones de casos similares? ¿Es posible que este modelo pueda extenderse en toda la nación a pesar de una crisis inmobiliaria actual? Al menos para unas familias en Minneapolis lo es, y si la vida nos ha mostrado algo es que los grandes cambios empiezan con pequeños triunfos.

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