En Nicaragua aumenta el control de las remesas en dólares

Las remesas enviadas por los migrantes que viven y trabajan en Estados Unidos sostienen a millones de familias y hogares, y además prácticamente sostienen la economía de esos países, Nicaragua es uno de ellos.

Este país centroamericano no es la excepción en disfrutar de estos beneficios gracias a la cantidad de migrantes que viven y trabajan en territorio estadounidense. Sin embargo, los últimos años el gobierno de Daniel Ortega ha aumentado los controles impuestos a las remesas que entran a Nicaragua.

Desde 2019 Ortega ha aumentado la vigilancia sobre el flujo de moneda estadounidense que entra al país, las remesas que reciben los nicaragüenses son estrictamente vigiladas a partir de los 500 dólares y en caso de resultar “sospechosas” deben ser reportadas a la Unidad de Análisis Financiero.

Aunque este tipo de control ha sido recomendado por el Grupo de Acción financiera de Latinoamérica, los nicaragüenses y los especialistas en el tema financiero han manifestado no tener confianza en las personas a cargo de esta revisión. El origen de esta preocupación radica en que “estas personas del gobierno administran la leyes a su conveniencia”, así lo explicó a la Voz de América, Roger Arteaga, ex director de la Dirección General de Ingresos de Nicaragua.

Las remesas que envían los migrantes a Nicaragua no suelen llegar a 500 dólares, por lo general son máximo 250 dólares. Pero esta ayuda con divisa estadounidense representa la segunda mayor fuente de ingreso del país. En 2020, los primeros nueve meses del año las remesas enviadas desde los Estados Unidos se incrementaron en un 9%, las estadísticas señalan una cifra de ingreso anual de 1,186 millones de dólares.

El  endurecimiento del control de remesas en Nicaragua ocurrió en un contexto de persecución de opositores y de organizaciones no gubernamentales, fortalecido por la Ley de Agentes Extranjeros que ha colocado al borde del cierre a las organizaciones sociales del país.

En la realidad, las imposiciones de Ortega afectan también directamente a la banca nicaragüense. Para los bancos perder las corresponsalías en Estados Unidos podría significar prácticamente el aislamiento de las relaciones financieras con el sistema financiero mundial.

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