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Fallecido y la planificación fiscal: qué es

La muerte de un ser querido no solo trae consigo dolor emocional, sino también una serie de responsabilidades legales y fiscales que muchos no anticipan

Planificación familiar

Te explicamos sobre la planificación familiar cuando mueres.  Crédito: Shutterstock

La muerte de un ser querido no solo trae consigo dolor emocional, sino también una serie de responsabilidades legales y fiscales que muchos no anticipan. A menudo, el fallecimiento de una persona abre la puerta a un proceso complejo que involucra la administración de bienes, el pago de deudas, la liquidación de impuestos y la distribución de herencias. En este contexto, la planificación fiscal para el fallecido se vuelve esencial no solo para proteger el patrimonio del difunto, sino también para evitar conflictos familiares, sanciones del fisco o pérdidas innecesarias de dinero.

Exploraremos las implicaciones fiscales que surgen tras la muerte de una persona, los tipos de impuestos involucrados y cómo una buena planificación puede marcar la diferencia entre una transición ordenada y una pesadilla legal para los herederos.

Puntos clave

  • Cuando una persona fallece, no desaparecen sus obligaciones fiscales; se deben presentar declaraciones y pagar impuestos pendientes.
  • Es obligatorio presentar la última declaración del impuesto sobre la renta del fallecido, correspondiente al año en que murió.
  • Si el patrimonio excede ciertos límites, puede estar sujeto al impuesto sobre el patrimonio (estate tax) o al impuesto sobre herencias, según la jurisdicción.
  • El albacea o representante del fallecido es el responsable legal de gestionar los asuntos fiscales post mortem.
  • Una planificación fiscal adecuada en vida puede evitar pérdidas económicas, conflictos legales y pagos innecesarios de impuestos tras la muerte.
  • Estrategias como fideicomisos, donaciones en vida, titularidad conjunta y seguros de vida ayudan a minimizar la carga fiscal tras el fallecimiento.
  • Si no se realiza una planificación previa, el patrimonio podría entrar en sucesión intestada, un proceso más largo, costoso y con menor control del difunto sobre la distribución de sus bienes.

¿Qué sucede fiscalmente cuando una persona fallece?

Cuando una persona muere, su situación fiscal no termina automáticamente. De hecho, el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) o su equivalente en cada país exige que se sigan ciertos procedimientos para cerrar correctamente la vida fiscal del fallecido.

Entre los pasos más importantes están:

  1. Presentar la declaración final de impuestos personales.
  2. Evaluar si se debe presentar una declaración de impuestos del patrimonio.
  3. Pagar cualquier impuesto sobre herencias o sucesiones.
  4. Distribuir los activos conforme al testamento o a las leyes de sucesión intestada.

Cada uno de estos pasos tiene sus propias reglas, plazos y responsabilidades legales.

Declaración final del impuesto sobre la renta del fallecido

Cuando una persona muere, se debe presentar una última declaración del impuesto sobre la renta, que cubre el periodo desde el 1 de enero hasta la fecha del fallecimiento.

Esta declaración incluye los ingresos que la persona haya recibido en ese año: salarios, pensiones, intereses bancarios, dividendos, ingresos por alquileres, entre otros. A pesar de que la persona ha fallecido, su obligación tributaria sigue activa, y alguien —generalmente el albacea o representante del patrimonio— debe asumirla.

Ejemplo: Si una persona fallece el 10 de abril de 2025, su última declaración cubrirá del 1 de enero al 10 de abril de ese año.

Si corresponde, también se puede reclamar un reembolso de impuestos a nombre del fallecido, lo cual requiere documentación adicional, como el formulario IRS 1310 (“Declaración de persona que reclama el reembolso de un contribuyente fallecido”).

Declaración de impuestos del patrimonio

Si el fallecido deja activos significativos —propiedades, inversiones, cuentas bancarias, negocios, etc.—, puede ser necesario presentar una declaración de impuestos del patrimonio (estate tax). Esto es distinto del impuesto sobre la renta y aplica a los activos netos del patrimonio.

En EE. UU., por ejemplo, este impuesto se activa si el patrimonio del fallecido supera el umbral de $13.61 millones de dólares (2024). Esta cifra cambia cada año y puede variar según la legislación vigente y las reglas estatales.

En países como México, no existe un impuesto federal sobre herencias, pero sí pueden aplicarse impuestos sobre la transmisión de bienes o sobre las ganancias generadas por la venta posterior de esos activos.

Impuesto sobre herencias o sucesiones

En algunos países o estados dentro de EE. UU., existe también un impuesto sobre herencias, que es distinto al impuesto del patrimonio. A diferencia del estate tax (que se aplica sobre el total de los bienes del difunto antes de distribuirse), el inheritance tax se cobra a los herederos individualmente, en función de lo que reciben y su relación con el fallecido.

Por ejemplo:

En contraste, muchos estados y países latinoamericanos no aplican impuestos directos sobre herencias, pero sí exigen registrar los bienes y pagar otros gravámenes por la transmisión.

En Pensilvania, un hijo que recibe una casa de su padre puede pagar un porcentaje sobre el valor recibido.

Obligaciones fiscales del albacea o representante

El albacea, también llamado ejecutor testamentario, es la persona responsable de cumplir con las obligaciones fiscales del fallecido. Esta figura es clave, ya que actúa en nombre del difunto para presentar declaraciones, pagar impuestos y administrar el patrimonio.

El albacea puede ser designado en el testamento o nombrado por un juez si no hay testamento. Tiene responsabilidades fiduciarias, lo que significa que debe actuar de forma ética, legal y en beneficio de los herederos.

Si el albacea no presenta las declaraciones requeridas o comete errores fiscales, puede ser personalmente responsable de las deudas o sanciones, especialmente si distribuye activos antes de pagar al fisco.

¿Por qué es importante la planificación fiscal antes de fallecer?

Muchas personas evitan hablar del tema de la muerte y, como resultado, dejan sus asuntos fiscales sin resolver. Sin embargo, la planificación fiscal en vida puede tener un impacto significativo en lo que sucede después de la muerte.

Entre los beneficios de una buena planificación se encuentran:

  • Minimizar los costos legales y contables.
  • Reducción o eliminación de impuestos innecesarios.
  • Evitar conflictos familiares.
  • Agilizar la distribución de bienes.
  • Proteger activos clave, como el hogar familiar.

Estrategias comunes de planificación fiscal post mortem

1. Crear un fideicomiso

Un fideicomiso revocable en vida (living trust) puede ayudar a evitar la sucesión judicial (probate), proteger los activos del público y acelerar la transferencia a los herederos.

2. Donaciones en vida

Transferir parte del patrimonio a los hijos o beneficiarios antes de morir puede reducir la carga fiscal futura. En EE. UU., por ejemplo, se pueden hacer donaciones anuales libres de impuestos hasta cierto límite ($18,000 por persona en 2024).

3. Titularidad conjunta de bienes

Colocar bienes en titularidad conjunta con derechos de supervivencia permite que esos activos pasen automáticamente al cotitular sin pasar por la sucesión judicial.

4. Seguros de vida

Los beneficios de seguros de vida suelen estar exentos de impuestos y pueden proveer liquidez inmediata para cubrir gastos funerarios, deudas y otros costos asociados con el fallecimiento.

¿Qué pasa si no se planifica?

Cuando una persona fallece sin testamento ni planificación fiscal, su patrimonio entra en lo que se conoce como sucesión intestada, y las leyes locales determinarán cómo se distribuyen los bienes. Esto puede:

  • Llevar años.
  • Costar más en impuestos.
  • Excluir personas importantes que no sean familiares directos.
  • Generar conflictos legales entre herederos.

Además, sin una estrategia de planificación, el patrimonio podría estar sujeto a impuestos más altos o a la pérdida de exenciones importantes.

Conclusión

La muerte no detiene las responsabilidades fiscales. De hecho, abre una nueva fase de obligaciones que, si no son atendidas correctamente, pueden causar grandes complicaciones legales, financieras y emocionales para los seres queridos que quedan atrás. Comprender las implicaciones fiscales de un fallecimiento y anticiparse mediante una planificación fiscal adecuada es un acto de responsabilidad y amor hacia quienes heredarán nuestro legado.

En lugar de evitar el tema, es mejor hablar con asesores fiscales, abogados especializados en herencias y planificadores patrimoniales para asegurar que tu legado llegue a donde tú deseas, con la menor carga fiscal posible. Porque al final, planificar no es un lujo: es una necesidad.

FAQs

¿Qué pasa con los impuestos cuando una persona fallece?

Se debe presentar una declaración final del impuesto sobre la renta hasta la fecha de fallecimiento. Si hay un patrimonio significativo, también pueden aplicarse impuestos sobre la herencia o el patrimonio.

¿Quién se encarga de los impuestos del fallecido?

El albacea, representante legal o administrador del patrimonio es quien debe presentar las declaraciones, pagar impuestos y manejar el cierre fiscal del difunto.

¿Se paga impuesto sobre herencias en todos los países?

No. En países como Estados Unidos puede aplicarse un impuesto sobre el patrimonio o sobre las herencias, dependiendo del estado. En otros, como México, no hay impuesto directo sobre herencias a nivel federal, aunque puede haber otros cargos relacionados.

¿Qué pasa si no se hace planificación fiscal antes de morir?

El patrimonio podría estar sujeto a más impuestos, el proceso de sucesión sería más lento y costoso, y la distribución de bienes quedaría en manos del Estado, no del fallecido.

¿Se puede recibir un reembolso de impuestos después de la muerte?

Sí. Si el fallecido pagó de más en su última declaración, los herederos pueden solicitar el reembolso mediante documentación especial.

Fuentes

En esta nota

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