¿Qué es una órden ejecutiva y cómo ayudaría para aprobar un segundo cheque de estímulo?

Ante la falta de acuerdos en el Congreso para sacar adelante un nuevo paquete de ayuda económica se abre la opción para que el presidente Biden tome medidas ejecutivas como las que utilizó el presidente Trump en agosto

US President Donald Trump notes are seen before he signs an Executive Order on the White House Hispanic Prosperity Initiative at the White House in Washington, DC, on July 9, 2020. (Photo by JIM WATSON / AFP) (Photo by JIM WATSON/AFP via Getty Images)

US President Donald Trump notes are seen before he signs an Executive Order on the White House Hispanic Prosperity Initiative at the White House in Washington, DC, on July 9, 2020. (Photo by JIM WATSON / AFP) (Photo by JIM WATSON/AFP via Getty Images) Crédito: JIM WATSON | Getty Images

De acuerdo con la Constitución de los Estados Unidos, el poder legislativo, el Congreso integrado por la Cámara de Representantes y el Senado, tiene el poder de promulgar leyes. El poder ejecutivo, la presidencia, se encarga de aplicar y hacer cumplir esas leyes.

Algunas ocasiones el presidente puede enviar leyes, por derecho propio, a través de la emisión de una orden ejecutiva, como las que emitió el presidente Trump a principios de agosto para enviar más ayuda a los estadounidenses.

Esta herramienta legislativa siempre fue apreciada por el Poder Ejecutivo para aprobar leyes cuando no se tenía la aprobación del Congreso. La costumbre se remite a la Constitución estadounidense, que concede al presidente amplias competencias ejecutivas con grandes poderes. Si bien la aprobación de leyes por decreto no está explícitamente contemplada, tampoco está prohibida y es práctica común que se use desde el primer presidente, George Washington.

Una orden ejecutiva aprobada por el presidente tiene rango de ley. No necesita de la aprobación de las Cámaras y, como toda ley, puede ser revisada por los tribunales y no debe atentar contra otras leyes en vigor o la propia Constitución. El Congreso no tiene la potestad de suspender estas leyes o declararlas inválidas, pero sí puede aprobar otras que limiten su ámbito de actuación. También pueden ser sobreseídas por una nueva legislación u otras órdenes ejecutivas emitidas por un nuevo mandatario.

Ante dichas limitaciones, el presidente podría interponer su veto y, para levantarlo, es necesaria una mayoría de dos tercios en ambas cámaras del Congreso. Esas mayorías son poco frecuentes y por eso la mayoría de las órdenes ejecutivas suelen estar en vigor hasta el final del mandato del presidente en el cargo.

Las órdenes ejecutivas son útiles cuando se necesita actuar con urgencia y pueden proporcionar rumbo al país hasta que el proceso formal de legislar se produzca, como podría pasar con un nuevo paquete de ayuda económica para enfrentar el coronavirus si el presidente Joe Biden no ve avances en el Congreso después de que asuma la presidencia el 20 de enero. Uno de los decretos más famosos en la historia de Estados Unidos fue la proclama de emancipación de 1863 del presidente Abraham Lincoln.

Las órdenes ejecutivas son criticadas frecuentemente por la oposición e incluso por algunos diputados del partido en el poder, ya que que limitan el papel del Congreso como órgano legislador. Sin embargo, es un instrumento importante del sistema político estadounidense. Sobre todo en lo referente a leyes consideradas necesarias por el presidente cuando no tiene los apoyos necesarios en el Congreso.

Durante sus primeros seis años en el cargo, el Barack Obama emitió 194 órdenes ejecutivas. el presidente George Bush emitió 291 y Bill Clinton 364. Hasta agosto, el presidente Trump había emitido 177 órdenes ejecutivas.

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