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Reformas radicales para salvar el Seguro Social en EE.UU.: ¿cómo evitar que se agoten los fondos?

El futuro del Seguro Social preocupa a millones. Estas reformas radicales podrían evitar que sus fondos se agoten en Estados Unidos

Seguro Social

La Administración del Seguro Social tiene un problema con los fondos fiduciarios.  Crédito: Shutterstock

El futuro del Seguro Social en Estados Unidos es un tema que mantiene en alerta a millones de trabajadores, jubilados y expertos financieros. Según las proyecciones oficiales de los Trustees del Seguro Social, los fondos fiduciarios podrían agotarse en la década de 2030 si no se toman medidas de fondo. Ante este panorama, las discusiones tradicionales ya no parecen suficientes, y lo que se necesita son reformas radicales que garanticen la sostenibilidad del sistema para las próximas generaciones.

1. Elevar la edad plena de jubilación de manera progresiva

Una de las propuestas más polémicas, pero a la vez más discutidas, es la de aumentar gradualmente la edad plena de jubilación. Actualmente se sitúa entre 66 y 67 años, dependiendo del año de nacimiento. Con la expectativa de vida en aumento, elevarla a 68 o incluso 69 años podría reducir significativamente la presión sobre los fondos del Seguro Social.

2. Aumentar el tope de ingresos sujetos a impuestos

En 2025, los trabajadores pagan impuestos al Seguro Social solo hasta un límite de ingresos establecido por el IRS (Social Security wage base). Ampliar ese tope o eliminarlo permitiría que quienes perciben salarios más altos contribuyan más tiempo al sistema, aumentando la recaudación sin afectar directamente a los trabajadores de ingresos medios y bajos.

3. Diversificación de las inversiones

Actualmente, los fondos fiduciarios del Seguro Social solo se invierten en bonos del Tesoro, lo que ofrece seguridad, pero poca rentabilidad. Una reforma radical sería permitir que una parte de los fondos se invierta de manera diversificada en índices bursátiles, bonos corporativos o fondos de inversión de bajo riesgo, con el objetivo de generar mayores retornos a largo plazo.

4. Ajustar la fórmula de beneficios

Hoy en día, la fórmula de cálculo de beneficios favorece a los trabajadores de bajos ingresos, lo que cumple un rol social importante. Sin embargo, una opción sería aplicar un ajuste progresivo para quienes reciben pensiones más altas, reduciendo ligeramente sus beneficios y liberando recursos que fortalezcan el sistema en su conjunto.

5. Incentivos para retrasar la jubilación

Aunque ya existen incrementos por jubilación diferida, una reforma más agresiva podría ampliar los incentivos fiscales y financieros para quienes decidan continuar trabajando después de los 67 años. Esto no solo alivia la carga sobre los fondos, sino que aumenta la productividad y la base de contribuyentes activos.

6. Contribuciones compartidas con planes privados

Otra idea es avanzar hacia un modelo mixto en el que los empleadores y trabajadores puedan destinar una fracción adicional de sus contribuciones a cuentas privadas de ahorro para la jubilación, supervisadas por el gobierno. Esto diversificaría las fuentes de ingreso para los jubilados y reduciría la presión directa sobre el Seguro Social.

¿Por qué son necesarias estas reformas radicales?

El Seguro Social no es un programa cualquiera: es la red de seguridad que sostiene a más de 66 millones de personas, entre jubilados, personas con discapacidad y sobrevivientes. Sin cambios estructurales, los beneficios podrían reducirse en más de un 20% cuando los fondos se agoten.

La clave está en reconocer que las reformas tradicionales ya no bastan. Se necesitan decisiones firmes y a largo plazo que equilibren justicia social con sostenibilidad financiera. Cualquier reforma será políticamente difícil, pero la inacción tendría un costo mucho mayor para los futuros jubilados de Estados Unidos.

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