Thanksgiving para agradecer por el mejor trabajo del mundo
Este año quiero agradecerle a alguien que, estoy casi seguro, no tiene la más mínima idea de lo que hizo por mí hace casi 25 años.
Muchas cosas importantes de la vida a menudo se desarrollan de maneras sorprendentes con pequeños momentos aparentemente insignificantes que alteran el curso de nuestras trayectorias. Esta es una historia de gratitud, dirigida a alguien que, sin saberlo, dio forma a mi nueva carrera, simplemente al decir “no, gracias”.
A mediados del 2000, una de las funciones de mi trabajo consistió en formar equipos editoriales para lanzar el sitio Univision.com, que siguió el formato de America Online con contenido sobre temas tan diversos como jardinería, cine, sexo y tecnología.
Cuando llegó el momento de lanzar el canal Autos, creí tener al candidato perfecto: un editor de noticias recién llegado a nuestra nueva operación en Miami, desde La Opinión de Los Ángeles.
Sin embargo, el destino tenía una sorpresa. En lugar de aprovechar la oportunidad, declinó la tarea, citando su pasión por el periodismo enfocado en la política y la economía globales. Pronto renunció y aceptó un puesto precisamente en America Online, desde donde despegó su propio camino al éxito.
Lo que inicialmente pareció un revés, eventualmente se convirtió en el catalizador de una oportunidad que cambió nuestras vidas.
Con la urgencia de lanzar el canal Autos, no tuve más opción que empezarlo yo mismo, a pesar de que nunca fui un apasionado del tema.
Me vi forzado a hacerlo en paralelo a mi puesto principal como Editor en Jefe del canal de Deportes, un tema que tampoco me volvía loco entonces y mucho menos ahora. A mí, lo que siempre me ha gustado es el trabajo en sí, no un tema en particular. Muchos dicen que simplemente soy adicto al trabajo.
Fueron seis años de malabarismo para lidiar con la burocracia de la alta gerencia, supervisores que no entendían ni ayudaban a hacer lo que hacíamos y las demandas de dos canales con contenido para dos audiencias completamente diferentes.
Esos malabares, que al final resultaron transformadores, duraron hasta que regresé a Miami después coordinar la cobertura de la Copa Mundial de Fútbol Alemania 2006 para Univision.com. Fue ahí cuando abandoné Deportes por completo para dedicarme a la cobertura exclusiva de los Autos.
Un viaje más que un auto
Desde entonces he disfrutado al máximo mi trabajo, pero no de la forma en que la mayoría lo imagina.
Como dije antes, no soy un apasionado de los autos por naturaleza. Nunca soñé con correr en la Fórmula 1, ni crecí con posters de Ferraris o Lamborghinis en las paredes de mi habitación. Eso sí, tuve aquel legendario de Farrah Fawcett con el sarape de fondo.
De hecho, mis primeras experiencias al volante de en auto, un AMC Eagle Station Wagon con transmisión manual sobre la columna de la dirección, comenzaron cuando tenía alrededor de 13 años, pero fueron más prácticos que apasionantes. Los autos, para mí, eran y siempre han sido un medio para un fin, no el fin en sí mismo. No importa si se trata de un Porsche 911 o un Toyota Corolla.
Lo que me motiva es lo que ofrece el periodismo de la industria automotriz; la gente que conozco, las historias que descubro y los lugares que he podido visitar durante casi 25 años dándole vueltas al mundo.
Por ejemplo, mi reciente visita a la planta de BMW en San Luis Potosí, México me resultó más interesante por el impacto positivo que los casi 4,000 empleos directos han creado en la comunidad local, que por la oportunidad de conducir el BMW M2 que se fabrica allí.
Cada viaje o asignación es un nuevo capítulo que me lleva a conocer personas e historias fascinantes. Ya sea la presentación en un Auto Show o una conversación tranquila con un diseñador en un estudio. Me encanta descubrir las diferentes capas de la industria, entender qué es lo que la hace funcionar y, lo más importante, compartir esos conocimientos.
Para mí, los autos son simplemente el vehículo – literal y metafóricamente -, a través del cual tengo la oportunidad de vivir en un mundo de experiencias nuevas todos los días, que de otro modo nunca habría encontrado. Sirven como telón de fondo de la historia más trascendente: las conexiones humanas, las perspectivas diversas y las aventuras inesperadas que puedo documentar.
Me gusta contar esas historias, no tanto como la mecánica o la estética de los autos en sí. Así que, mientras que otros pueden encontrar alegría en el rugir de un motor o el brillo del cromo, mi satisfacción está en los viajes.
Mi puesto de Editor de Autos en Univision.com duró hasta el 1 de junio de 2011, cuando fue eliminado por recortes presupuestales, pero la experiencia adquirida durante esos casi 12 años me sirvió como trampolín a este mundo fascinante de los autos. Desde entonces, he tenido el privilegio de continuar cubriendo la industria automotriz en múltiples plataformas: televisión, Sirius XM Radio, medios impresos, digitales y redes sociales.
¡Gracias Carlos!
Debo reconocer que no soy, ni de lejos, el mejor en lo que hago, pero he encontrado una inmensa satisfacción al hacerlo. La decisión de Carlos Ferreyra hace casi 25 años al no aceptar el puesto de Editor de Autos en Univision.com, me puso fortuitamente en este camino.
Y ahora que ya empecé a pensar en un eventual retiro, recuerdo cada vez más frecuentemente aquel momento y reflexionó sobre cómo la decisión de una persona puede, sin darse cuenta, cambiar el destino de otra.
No he hablado con Carlos desde que se fue de Univision.com a Washington, DC en 2002, pero he seguido desde lejos su exitosa carrera primero en America Online y luego en el Banco Mundial.
Lo más seguro es que nuestros caminos nunca se vuelvan a cruzar, pero tengo con él una deuda de gratitud eterna. Su negativa de aceptar el puesto de editor de Autos fue el empujón que yo no sabía que necesitaba.
Gracias, Carlos, por decir que no. Sin saberlo, me diste el mejor trabajo del mundo y por eso siempre estaré agradecido.
Ahora, los reto a todos a compartir la historia de ese persona que los ayudó en sus carreras y también darle las gracias.