Ley de Impuestos Justos: la propuesta republicana que busca eliminar al IRS y aplicar un solo impuesto, ¿es realmente justa?
30 republicanos de la Cámara de Representantes quieren presentar el proyecto de Ley de Impuestos Justos, en el que, en pro de la "simplicidad", eliminarían al IRS y los impuestos federales para dejar sólo un impuesto sobre las ventas fijo
Un nuevo proyecto de ley propuesto por alrededor de 30 republicanos de la Cámara de Representantes, conocido como la Ley de Impuestos Justos, busca que desaparecer el Servicio de Impuestos Internos (IRS) y aplicar un solo impuesto a las ventas. El presidente de la cámara baja, Kevin McCarthy, republicano por California, ha prometido llevarlo ante el pleno para su votación. El presidente Joe Biden no ve con buenos ojos esta propuesta y busca echarla para atrás, con el respaldo de sus aliados demócratas.
Como propuesta en el Congreso, la Ley de Impuestos Justos no ha sido la única en existir con similares intenciones. Este proyecto busca que el IRS deje de existir y, con ello, también todos los impuestos federales, incluidos los impuestos sobre la renta, la nómina, los impuestos sobre el patrimonio y las empresas. En su lugar, el Congreso promulgaría un impuesto sobre las ventas fijo del 30% sobre todos los bienes y servicios en todo el país.
La primera parte de la propuesta en la que dejen de existir tantos impuestos complicados puede ser completamente atractiva para los contribuyentes, no obstante, de lo que deben poner especial atención es en la segunda parte de la propuesta, con el impuesto fijo del 30% sobre las ventas.
Sólo para que te des una idea: en este momento, el precio promedio de una barra de pan es de aproximadamente $1.87 dólares; bajo la nueva ley propuesta por los republicanos de la Cámara de Representantes, ese precio subiría a más de $2.50 dólares.
La idea es una propuesta constante del ala conservadora estadounidense que se ha presentado una y otra vez en los últimos 30 años. La razón es histórica, ya que desde los siglos XVIII y XIX, cuando los impuestos sobre la renta modernos no existían, el país se sostenía con aranceles e impuestos sobre las ventas. (Sólo para acotar, los impuestos permanentes sobre la renta fueron autorizados por enmienda constitucional en 1913, y el sistema que conocemos hoy se estableció a partir de la Segunda Guerra Mundial).
En su sentido más básico, tener solo un impuesto sobre las ventas, que ahora lo nombrarían como la Ley de Impuestos Justos, establecería una equidad superficial, donde todo el mundo pagaría lo mismo por todo lo que se compre, sin excepción.
De acuerdo con los defensores de la propuesta, aunque el código tributario de EE.UU. actual con una base de “cuanto más ganas, más pagas en impuestos” es sencillo, los incentivos fiscales, como son los créditos fiscales y deducciones, son lo que complican el concepto de un impuesto sobre la renta progresivo.
Sin embargo, la manera en la que está redactada la Ley de Impuestos Justos no parece tan justa como se hace pensar. La propuesta propone una tasa “impuesto incluido” del 23%, lo que significa que se aplica al costo posterior a impuestos de los bienes y servicios. La mayoría de (si no todos) los impuestos sobre las ventas actuales se calculan sobre una base exclusiva de impuestos, lo que significa que la tasa impositiva se aplica al costo antes de impuestos de los bienes y servicios.
En pocas palabras, aunque la Ley de Impuestos Justos propone un impuesto inclusivo del 23%, por la manera en la que está escrita, realmente dejaría un impuesto del 30% en la forma en que prácticamente todos los contribuyentes calculan los impuestos sobre las ventas.
A nadie le gustaría que los productos y servicios aumenten un 30% solo para compensar la falta de otros impuestos. Pero ni con ese incremento se podría financiar al gobierno federal. Un estudio del Brookings Institute publicado en 2005 sugirió que la tasa correcta tendría que estar más cerca del 44% para reemplazar los ingresos actuales del gobierno. Esto también supone que el impuesto sobre las ventas no tendría un impacto significativo en la actividad económica, lo que significa que la gente seguiría comprando y gastando como normalmente lo hace, incluso frente a un aumento de precios del 30% al 44% en todos los bienes y servicios.
Además, en la cuestión de eliminar el IRS por la “simplificación de los impuestos” es una ilusión que traspasaría la responsabilidad a los estados, según una sesión informativa del Centro de Política Fiscal.
“Simplemente, subcontrata el trabajo a los estados (y al Distrito de Columbia)… Si asumimos con optimismo que el FairTax genera aproximadamente la misma cantidad de ingresos (como parte de la economía) que el código fiscal actual, las tarifas de cobro anual por año para los estados se acercarían a los $10 mil millones de dólares. En comparación, el IRS gastó alrededor de $13 mil millones de dólares al año en la última década”, señala la sesión informativa.
O para evitar que los estados se hagan responsable de la recaudación federal, la Ley de Impuestos Justos crearía dos nuevas agencias para reemplazar al IRS (¿Cuál simplicidad?). La Oficina de Impuestos Especiales y la Oficina de Impuestos sobre las Ventas supervisarían la gestión del nuevo impuesto sobre las ventas y trabajarían con los estados y ciudades asignados para recaudar esos impuestos.
Y por si esto no fuera “lo suficientemente injusto”, la carga fiscal recaería mayormente en los hogares de bajos ingresos, mientras que se reducirían los impuestos a los más ricos. ¿Por qué? Cuanto menos dinero gana un hogar, la mayor parte de sus ingresos se gasta en sus necesidades y costos de vida, todo lo cual estaría sujeto al nuevo impuesto del 30%. En cambio, los hogares más ricos ahorran más de su dinero en cuentas bancarias e inversiones, mismas que no estarían gravadas bajo la Ley de Impuestos Justos. (¿Realmente justos?)
Un estudio de 2011 encontró que los resultados de un impuesto sobre las ventas del 30%, como se propone en la Ley de Impuestos Justos, cambiarían la carga fiscal de la nación de forma abrumadoramente. Según el estudio, un impuesto nacional sobre las ventas reduciría los impuestos para los que más ganan en alrededor del 40%. Mientras tanto, los hogares más pobres verían aumentar su carga fiscal entre un 200% y un 1,000%.
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