¿Ahora trabajas desde casa? Cómo aplicar la inteligencia emocional para no arruinar la relación con tus compañeros
A medida que entramos en una nueva fase en la pandemia, la confusión y la incertidumbre aumentan. Algunas organizaciones laboran de forma presencial, mientras otros continuarán trabajando de forma remota
Esta nueva normalidad requiere planificación, estrategias y técnicas diferentes – sobre todo la práctica de inteligencia emocional como norte para asegurar mayor efectividad, colaboración y rendimiento.
En días recientes, mientras facilitaba una charla virtual a líderes sobre cómo mejorar el servicio, una participante me preguntó cómo podía manejar a una supervisada que se quejaba de todos y todo, y peor aún, algunas veces cuando atendía a clientes los ponía en espera, indicándoles que tenía que asegurar la comida no se le quemaba.
Definitivamente tenemos que fortalecer la inteligencia emocional; creatividad, auto liderato y actitud.
A medida que sigamos adaptándonos a escenarios de trabajo remoto, la inteligencia emocional será más importante que nunca. En un lugar de trabajo tradicional, es mucho más fácil estar al tanto de nuestro entorno, observar cómo las personas a nuestro alrededor reaccionan, y responder adecuadamente.
Sin embargo, mucho de lo que informa nuestra inteligencia emocional, como el tono de voz, los ademanes y el lenguaje corporal, no son tan visibles en un entorno virtual. Esto resulta en mayor reto para entender a nuestros clientes, a los compañeros de trabajo e incluso evaluar los ánimos y la moral.
¿Cómo cultivamos nuestra capacidad para manejar eficazmente los sentimientos y las relaciones cuando estamos aislados sin saber qué están pensando nuestros colegas y clientes? Algunas sugerencias incluyen:
1. Autoevaluación continua
Y la palabra continúa es lo más importante porque nuestros días son cambiantes. Estamos en un entorno de trabajo diferente de lo que muchos estamos acostumbrados. Hay que pausar y evaluar: ¿Cómo me siento? ¿En qué circunstancias tiendo a reaccionar de maneras que podría arrepentirme más tarde? ¿Qué impulsos necesito controlar y cómo puedo manejarlos?
2. Escuchar
Antes de iniciar una conversación o emitir juicio, hay que hacer un esfuerzo consciente para escuchar atentamente a los demás. Evaluar el tono, la actitud, y analizar el estado de ánimo. Escuchar activamente permite transmitir confianza y empatía.
3. Comunicarse cautelosamente
Las palabras son más importantes que nunca. En el mundo virtual, nuestras palabras toman un rol significativo. Es esencial que transmitan sensibilidad, autocontrol, perspectiva positiva y flexibilidad – y que no se presten a ser mal interpretadas. Incluso, si se requieren tomar acciones incómodas, se deben trabajar de una manera que los empleados afectados retengan sentimientos positivos por la empresa. Esto no es difícil, solo requiere sentido común y empatía.
4. Accesibilidad
Esto aplica a empleados de línea, supervisores, gerenciales y al liderato. No responder correos electrónicos o textos proyecta falta de compromiso. No asistir a una reunión o continuamente cancelar compromisos, especialmente a última hora, proyecta desinterés. Compartir situaciones lamentables de forma digital y no verbal proyecta inmadurez e incapacidad profesional.
Para cultivar la inteligencia emocional se necesita un esfuerzo consciente y continúo, particularmente en una crisis prolongada como la pandemia. Sin las interacciones físicas habituales, manejar nuestra conducta, sentimientos y relaciones tienden a ser más desafiante, y requerimos prepararnos y adaptar nuestra organización para el futuro.