Cambio de estrategia. Biden pone en evidencia a los demócratas moderados para sacar adelante su plan de infraestructura
La frustración del presidente por el estancamiento de las negociaciones para aprobar sus programas económicos ha hecho que critique a los miembros de su partido, ¿a quién le conviene la confrontación?
¿Hacia dónde va Joe Biden? Esta semana el presidente “puso el dedo” en dos demócratas moderados, los senadores Joe Manchin y Kyrsten Sinema, lo que para algunos analistas es una señal de frustración ante el estancamiento de las negociaciones para sacar adelante su programa de infraestructura, conocido como American Jobs Plan.
Los asesores del Congreso dicen que los legisladores demócratas se han acercado a la Casa Blanca con la esperanza de que Biden participe más activamente en los esfuerzos para convencer a Manchin, un voto decisivo clave, para respaldar la agenda demócrata.
Manchin ha expresado su oposición a los elementos centrales de las prioridades legislativas de Biden, como aumentar el salario mínimo federal a $15 dólares la hora; revisar el financiamiento de campañas y la ley electoral, y aumentar la tasa de impuestos corporativos del 21 al 28%. Sinema también se ha opuesto a su partido en ocasiones, sobre todo en el aumento al salario.
Sin nombrarlos, señaló a Manchin y Sinema como dos obstáculos importantes para su agenda. Refiriéndose a sí mismo en tercera persona, el presidente dijo: “Biden solo tiene una mayoría de cuatro votos en la Cámara y un empate en el Senado, con dos miembros que votaron más con mis amigos republicanos”.
El comentario tuvo un tono que los senadores demócratas consideraron apropiado, particularmente porque puso en aviso a Manchin y Sinema, pero de una manera en que no puso en peligro su cooperación porque, de hecho, no apoyan más las propuestas republicanas que las demócratas.
“Está enojado, pero mantiene el control. Él sabe que las consecuencias de arremeter contra Manchin y Sinema simplemente serían contraproducentes”, dijo Ross K. Baker, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Rutgers. “El presidente expresó una leve irritación de manera indirecta. Es interesante, porque fue más una observación que una acusación”.
Los asesores demócratas dicen que Biden y el líder de la mayoría del Senado, Charles Schumer, son las dos voces “azules” que pueden presionar de manera más efectiva a Manchin y Sinema para que se unan a los objetivos del partido.
Manchin a menudo ha expresado su admiración por Biden y su promesa de restaurar cierta cooperación bipartidista en Washington.
El presidente, que sirvió 36 años en el Senado antes de convertirse en vicepresidente en 2009, no ha jugado un papel práctico con el Congreso en la mayoría de sus prioridades, aunque ha organizado varias reuniones con legisladores en la Casa Blanca para discutir temas como el alivio al COVID-19, la ayuda a las familias estadounidenses y la infraestructura.
Un asistente demócrata reconoció que una confrontación directa podría ser contraproducente. “No creo que la idea de presionar a Joe Manchin en este momento lleve a nadie a ninguna parte”, dijo la fuente.
El asistente agregó que Manchin es conocedor de los medios y representa un estado en el que el expresidente Trump obtuvo el 69% de los votos el año pasado y tiene un “incentivo para no ceder a la presión”.
En cambio, los senadores y asesores demócratas ven una combinación de presión e incentivos sutiles como la mejor fórmula para convencer a Manchin y Sinema de que respalden la agenda del partido.
Los demócratas del Senado han tenido cuidado de no criticar a sus colegas moderados, pero al mismo tiempo se están impacientando porque las iniciativas legislativas se han estancado en el Congreso, a pesar de la promesa de Schumer de que no dejaría que el Senado siga siendo el “cementerio legislativo” que estuvo bajo control republicano en 2019 y 2020.
Pero un obstáculo importante para evitar ese cementerio es el obstruccionismo del Senado, que requiere 60 votos para hacer avanzar la mayoría de la legislación. Y Manchin y Sinema se han convertido en los dos opositores demócratas del Senado más destacados a la eliminación de la regla.
Manchin reiteró firmemente su oposición a cambiar la regla obstruccionista la semana pasada, incluso cuando quedó claro que los republicanos bloquearían la legislación para establecer una comisión bipartidista para investigar el ataque del 6 de enero al Capitolio.
“No estoy dispuesto a destruir nuestro gobierno, no”, dijo Manchin a los periodistas sobre si reconsideraría su posición después de regañar a los republicanos por no tener “ninguna excusa” para bloquear el panel del 6 de enero.
Sinema también reiteró su apoyo a la regla obstruccionista el martes durante una conferencia de prensa en Tucson, Arizona. “Hace mucho que soy partidaria del obstruccionismo porque es una herramienta que protege la democracia de nuestra nación. En lugar de permitir que nuestro país rebote violentamente cada dos o cuatro años entre las políticas, la idea del obstruccionismo fue creada por aquellos que vinieron antes que nosotros en el Senado de los Estados Unidos para alentar a los senadores a encontrar el bipartidismo y trabajar juntos”.