Por qué están subiendo tanto los precios de la gasolina en Estados Unidos
La demanda en el país sigue en aumento con la reactivación en la movilidad de las personas, mientras la Organización de Países Productores de Petróleo ha decidido elevar su producción 2 millones de barriles diarios
Al cierre del primer trimestre del año, los precios de la gasolina en los Estados Unidos se mantienen en un plano ascendente y de acuerdo a los expertos en el tema dicha tendencia no cambiará al menos durante el primer semestre del año, luego de que con la salida del invierno y el incremento de las temperaturas, la demanda del combustible seguirá creciendo conforme aumenta la movilidad de la población luego del impacto por el COVID-19.
Iniciando el mes de abril, el promedio nacional del galón de gasolina en los Estados Unidos ya se ubica en los $2.87 dólares, con al menos 10 estados del país rebasando la barrera de los $3 dólares en la versión regular ($3.90 en California), cifra que representa un aumento superior al 25% respecto al precio que se encontraba hace un año, cuando comenzaban a sentirse los primeros impactos de la pandemia por COVID-19.
12 meses más tarde, con el proceso de vacunación en los Estados Unidos en avance y el relajamiento de las medidas por parte de las autoridades de salud en varias entidades, la demanda no ha dejado de crecer y por lo pronto no se anticipa cambio alguno al menos hasta el segundo semestre del año.
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Además de la oferta y la demanda, de acuerdo a la Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés), el 60% del precio de la gasolina está determinado por el petróleo, otro 25% por los costos de refinación, distribución y comercialización, mientras que el resto por los impuestos federales y estatales.
Y en el tablero internacional, este jueves, la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), encabezada por Arabia Saudita, decidió el jueves frenar gradualmente los recortes de producción existentes a partir del próximo mes y producir 2 millones de barriles diarios adicionales entre mayo y julio, en una medida que busca evitar otra caída como la que se experimentó en 2020 cuando la demanda de combustible se desplomó a nivel global a causa de la pandemia.
La medida, si bien ha sido la esperada por los países productores, no está exenta de riesgo ante la incertidumbre de los posibles escenarios que se puedan dar en los próximos meses, luego de que varios países europeos, entre ellos Francia, han ordenado otro cierre parcial ante el riesgo de un impacto mayor por la nueva oleada de casos de COVID-19 en la zona, situación que generará una menor demanda de combustible en la región y un desplome en los precios internacionales.