¿Por qué la baja demanda de alquileres es un gran problema para el futuro de Nueva York?
El valor de las propiedades se está hundiendo y la ciudad tendrá que enfrentar, tarde o temprano, una recaudación de impuestos menor
La demanda de alquiler de apartamentos en Manhattan están cayendo por primera vez desde la Gran Recesión y hay pocas razones para pensar que se recuperarán pronto, lo que supondría un problema para toda la ciudad de Nueva York.
Muchos residentes, especialmente los de altos ingresos, tratan de huir de una ciudad que fue el epicentro de la pandemia de coronavirus en Estados Unidos.
Con el acceso a los restaurantes limitado y prácticamente todas las demás actividades públicas en espera, no hay muchas razones para quedarse: la ciudad de Nueva York es un lugar mucho menos atractivo para vivir en este momento. Y quizá lo sea por mucho tiempo.
En general, los alquileres crecieron ligeramente en Brooklyn y Queens, pero casi una cuarta parte tuvieron algún descuento, y en Manhattan más de un tercio tuvo algún tipo de rebaja. El promedio de los alquileres se redujo un promedio de $221 dólares al mes.
La caída fue más alta para las unidades más caras, informó StreetEasy. Y el costo promedio para comprar un apartamento también cayó un 4,1% respecto al año pasado, a $ 1,062,276.
Pero también hay muchos inquilinos que no pagan nada: Bloomberg Businessweek descubrió que una cuarta parte de los inquilinos de la ciudad han pasado cuatro meses sin pagar. Eso significa que deberán miles de dólares cuando tengan que liquidar. Mucha de esa gente ha perdido su trabajo.
Esto deja a los propietarios en una situación desesperada, porque el valor de las propiedades se está hundiendo y la ciudad tendrá que enfrentar, tarde o temprano, una recaudación de impuestos menor. En el caso de los alquileres comerciales el problema será mayor.
Con tantas mudanzas, habrá menos personas pagando impuestos en la ciudad y esa gente tampoco gastará su dinero en la ciudad para apoyar a los empleados de bajos ingresos
Las rentas más baratas son una ventaja para quienes se quedan, pero la recuperación de la ciudad se ve cada día más complicada.