Por qué los bancos de alimentos están en riesgo ante la amenaza de rebrotes de coronavirus
La alta demanda, las interrupciones de los suministros y el incremento de precios comprometen su operatividad
Con la llegada del otoño y el descenso gradual de las temperaturas en el hemisferio norte, los expertos de la salud han advertido sobre la posibilidad de un repunte por los casos de personas contagiadas por COVID-19 en plena temporada de influenza estacional, lo cual no solo implica regresar a un nivel de alerta máximo para evitar más personas infectadas y fallecimientos, así como las consecuentes afectaciones económicas, también pone en riesgo la labor de los bancos de alimentos que siguen atendiendo a la población ante una crisis que ha impactado alrededor de 30 millones de personas en los Estados Unidos.
Como referencia, de acuerdo a un estudio estatal elaborado por la Fundación Qualitas of Life elaborado en Nueva York entre abril y junio, más de la mitad de las familias hispanas se han visto orilladas a depender de los bancos de alimentos (más del doble de la media nacional), cuya labor se ha visto rebasada para satisfacer la demanda de comida de la población más necesitada.
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El creciente número de personas que han recurrido a este beneficio, aunado a las interrupciones en las cadenas de suministro y el alza de precios en la comida están llevando a los bancos de alimentos al extremo operando a su máxima capacidad. “Los bancos de alimentos han estado operando en este modo de respuesta a desastres intensificados desde marzo”, explicó Zuani Villarreal, directora de comunicación de Feeding America, la organización más grande de combate al hambre del país y que agrupa más de 200 bancos de alimentos. “La gran pregunta es: ¿Cuánto tiempo podemos mantener esto?”, advirtió en entrevista para CNN.
El número de personas que han recurrido a este tipo de apoyos alimentarios se ha duplicado respecto al 2019, según lo muestra el informe publicado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos correspondiente al mes de septiembre, pasando del 10.5% al 22.5% de hogares que han solicitado esta ayuda, la cual se ha combinado a la incertidumbre sobre la fecha en la que se apruebe una segunda ronda de cheques de estímulo, así como el riesgo latente de que los casos de COVID-19 se incrementen en los últimos meses del año.
Un nuevo confinamiento comprometería la labor de los bancos de alimento, ya que desencadenaría de nueva cuenta el cierre de negocios y por consecuencia un colapso en la cadena de suministro de alimentos para que los estas organizaciones puedan operar.