Cómo proteger tu información personal y evitar fraudes y estafas al hacer transacciones financieras en línea
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Internet nos ha hecho la vida más sencilla en muchos aspectos. Puedes trabajar, estudiar y hacer tus compras desde casa, además de que el avance tecnológico de nuestros teléfonos celulares y tabletas hacen más práctica cualquier actividad. Sin embargo, todas estas facilidades al mismo tiempo pueden llevarte a tu mayor problema financiero. Con el uso de las tarjetas de crédito, débito y transferencias bancarias en línea, aquello que puede ser una gran ventaja, fácilmente podría convertirse en un potencial riesgo de caer en fraudes y estafas si no sabes cómo protegerte.
La Comisión Federal de Comercio (FTC) por medio de su informe de la Red Centinela del Consumidor (Consumer Sentinel Network), una base de datos segura en línea disponible solo para el gobierno de Estados Unidos, informó que en 2020 hubo 4.7 millones de reportes sobre algún tipo de estafa o robo, 1.5 millones de informes más que en 2019, de los cuales 2.2 millones fueron considerados fraudes y 1.3 millones robos de identidad. Se estima que hubo un total $3,300 millones de dólares en pérdidas por todos estos delitos.
En comparación con 2019, cuando se reportaron “solo” 3.2 millones de casos, el crecimiento exponencial del 45% de estos delitos es posible que tenga su explicación en un mayor uso de los sistemas online para hacer transacciones ante el confinamiento provocado por la pandemia de coronavirus y que dejó sin protección cibernética a muchas personas en sus dispositivos en el hogar.
La gran mayoría de las compañías suelen tener una red de protección interna para evitar el acceso a sitios maliciosos y la filtración de información delicada en sus centros de trabajo. Con millones de empleados trabajando desde sus casas, se perdieron esas medidas de seguridad, quedando más expuestos a estafadores, robo de identidad y fraude.
Sin embargo, existen algunas medidas de prevención que puedes ejecutar tú mismo para evitar caer en estafas y fraudes antes de realizar cualquier transacción financiera en línea, ya sea por compras con tarjetas de crédito o débito o por transferencias de dinero desde tu cuenta bancaria.
Medidas generales
Sin importar si lo que vas a realizar es una compra en línea o una transferencia bancaria, hay elementos de seguridad sobre los sitios de internet que debes vigilar cuidadosamente para garantizar que estás en una página segura.
1. ¿Cómo es un sitio seguro?
Desde el momento en el que ingresas a una página de internet de compras o cualquier entidad financiera legítima, el primer control que debes verificar es que en el enlace web marcada en la parte superior de tu página tenga una URL con HTTPS.
HTTPS significa que cualquier información que ingreses en el sitio como nombre, contraseña, detalles financieros, cuenta bancaria o tarjeta de crédito y débito, estará encriptada y protegida contra ladrones informáticos.
Sin embargo, este no es el único criterio del que debes asegurarte; es posible que una página criminal tenga el código HTTPS y supuestamente esté protegiendo tus datos de intervenciones, cuando en realidad no es así. Con el simple hecho de registrarlos en su portal, ya les estarías dando acceso a tus cuentas.
2. ¿La página es realmente la que es?
Con esto nos referimos a que existen infinidad de páginas pirata que cambian ciertas letras en los enlaces de URL que, si no eres cuidadoso, se parecen a los portales originales institucionales de gobierno o empresas privadas y que también podrían tener el código HTTPS, por lo que deberías tener cuidado.
Por ejemplo, el portal oficial de Target es https://www.target.com/. Como ves, cumple con el criterio del código de seguridad HTTPS. Pero posiblemente podría haber una cuenta pirata, que clone completamente la página original, que pudiera incluso tener el código de seguridad HTTPS y que fuera https://www.tarrget.com/ en la que toda tu información estaría comprometida. Esa simple “r” extra cambia todo (NOTA: te recomendamos no ingresar el enlace en tu motor de búsqueda. La URL sólo se utilizó como ejemplo para fines explicativos).
Cuando se trata de alguna empresa más pequeña, no tan popular o conocida, detectar si es real podría ser más complicado. Lo que puedes hacer para asegurarte es revisar los comentarios acerca de la tienda o empresa en la que pretendes realizar tu transacción. Posteriormente, puedes hacer una búsqueda en Better Business Bureau, una organización donde podrías encontrar reseñas sobre empresas legítimas en el país.
3. ¿Hay otros detalles que deben considerarse?
Aunque no es determinante, hay otro tipo de características que te pueden ayudar a determinar si estás o no en un sitio confiable.
Si la oferta que ves dentro es demasiado buena para ser verdad, será conveniente cuestionarte qué tanto eso es posible. Por ejemplo, si quieres comprar una computadora con un rango de precio en tiendas comerciales entre $800 y $1,000 dólares y la encuentras en un sitio X en $150 o $200 dólares, tal vez sería bueno dudar de que estés en un lugar legítimo y confiable.
También debes verificar que los datos de contacto del sitio sean reales. Como básico, casi todas las empresas tienen un correo electrónico, dirección y número de teléfono en su apartado de “Contacto” del portal. ¿Pero cómo saber si es falsa? La dirección puedes buscarla en Google Maps. Actualmente la base de datos es tal, que de inmediato podría aparecer el nombre de la empresa en la que compras.
Incluso puedes buscar el número de teléfono en el directorio de Spokeo. En esta página ingresas el número y te encuentra su dirección y propietario. Con esta información puedes corroborar si están hablando del mismo individuo o entidad. Si no corresponde, podrías estar seguro de que el sitio no es confiable.
Compras en línea
El pago habitual en las compras en línea es con tarjeta de crédito o débito. Si bien hay empresas que pueden hacer envíos contra pago directo en efectivo, depósitos o transferencias bancarias, el número de tu plástico siempre corre el mayor riesgo para los delitos cibernéticos de robo de identidad y estafas.
Tanto las tarjetas de crédito como las tarjetas de débito están en igualdad de circunstancias de ser objeto de fraudes, estafas y robo de identidad. Pero la forma en la que se defiende al consumidor o las medidas de protección pueden ser distintas.
Cada vez que haces una compra con la tarjeta de débito pones en riesgo tus propios fondos. Esta es la principal desventaja, porque si tu compra en línea es en un portal falso, si se te pierde tu tarjeta o incluso si te la piratean y la clonan, tu propio dinero es el que paga las consecuencias.
Aunque en teoría las entidades bancarias te ofrecen las mismas protecciones contra fraude, la realidad es que aquellas para la tarjeta de crédito son simplemente mucho más sólidas que las disponibles para las tarjetas de débito. La diferencia no radica en la capacidad de verse comprometidas de ambas, sino lo que sucede después de que tu cuenta se ocupa lo que distingue a estos dos métodos de pago.
Estas son las precauciones que debes tener al realizar tus compras en línea ya sea con tu tarjeta de crédito o débito:
1. No utilizar Wi-Fi gratuitas ni públicas
Lo mejor que puedes hacer para cuidar tus tarjetas de crédito y débito, es jamás realizar compras utilizando una red Wi-Fi pública. Estos hotspots son muy vulnerables a las filtraciones de ciberdelincuentes que sólo esperan que accedas a ellas y registres el número de tu tarjeta de crédito o débito para robártelo.
2. No caigas en caridades falsas
No permitas que abusen de tu buen corazón. Cuando existen eventos naturales desastrosos, incluida la actual pandemia de coronavirus, la gente suele solidarizarse con mayor facilidad. Sin embargo, hay personas sin escrúpulos que lo saben y abusan de la buena voluntad de las personas. Crean recaudaciones falsas y muchas de las personas que apoyan utilizan, sobre todo, sus tarjetas de débito para realizar estas donaciones truculentas.
Es preferible que si tienes la intención de donar vayas directamente a una institución de la causa de tu predilección a que aceptes cualquier enlace enviado por correo electrónico o mensaje de texto que lo único que quieren es robarte tu número de tarjeta de débito.
3. Revisa tus cuentas con frecuencia
Para evitar que caigas en el engaño de los estafadores sobre un posible sobrecargo de tu tarjeta de crédito, del que te piden tu número de plástico para supuestamente verificar la información, es mejor que revises tus cuentas de las tarjetas con frecuencia.
No es necesario que lo hagas a diario o cada semana, pero revisa tus facturas y cuentas bancarias para identificar que no haya recursos que se estén utilizando y no te hayas percatado, aunque sea una vez cada tres meses. Siempre ten comunicación con tu banco, la entidad financiera con la que trabajes y las autoridades cuando sospeches de que estén haciendo uso de tu dinero, tu tarjeta de crédito o tengas problemas con cuentas de jubilación, Seguro Social o inversiones.
Si monitoreas tus facturas con regularidad, no sólo verificas que nadie más utilice tu tarjeta de crédito o débito, sino que además te previenes de llamadas fraudulentas sobre supuestos cargos excesivos a tu cuenta con tal de obtener el número de tu plástico.
Transacciones bancarias
Todas las recomendaciones anteriores aplican perfectamente para cualquier transacción bancaria o transferencia de dinero que quieras realizar en línea, con la única diferencia de que no necesitas poner tu número de tarjetas de crédito y débito, sino que agregas datos de tu cuenta bancaria personal.
En el rubro de las transferencias bancarias, debes poner especial atención en la estafa de “mulas de dinero”. La FTC la tiene considerada entre el tipo de estafa que va directamente a los fondos de tus cuentas bancarias.
La “estafa de mulas de dinero” es el engaño a partir del cual te dan un cheque falso con la intención de que parte de tus fondos, por medio de una transferencia bancaria, vaya hacia otro destinatario. Cuando intentas cobrar el cheque te lo rechazan en el banco. Las razones más comunes por las que te pueden pedir transferir dinero son:
· Para obtener un trabajo en el que tengan que utilizar este método para pagar a clientes y proveedores.
· Cobrar un supuesto premio.
· Una presunta relación amorosa en línea, con una supuesta pareja que se encuentre en una situación personal complicada y en la que solicita tu ayuda.
Además de seguir los pasos de seguridad generales acerca del código HTTPS, verificar la autenticidad de los sitios de internet y no utilizar redes públicas, debe unirse la de no abrir correos electrónicos o mensajes de texto con enlaces externos de fuentes desconocidas. No sólo podrías estar abriendo y registrando tu información en un portal falso, sino que podrías permitirle el acceso a un delincuente por medio de un virus que pueda registrar tu actividad en internet, incluso aunque no accedas a páginas piratas.
Existen opciones de software de antivirus, antispyware y firewall para evitar que sitios fantasmas o correos electrónicos de phishing puedan ingresar a tus equipos electrónicos y te roben información personal relevante. También funcionan sobre redes de Wi-Fi públicas, las cuales hacen más vulnerables a los equipos de las personas.
Incluso cuando tus aparatos electrónicos estén en casa u oficina, siempre ponles contraseña y lee las políticas de privacidad en línea de las páginas web donde quieras hacer alguna transacción con atención para comprender exactamente qué información podrías compartir.