El secreto para ver tus finanzas personales tal como lo haría el director financiero de una empresa
Sé el líder de tu "empresa" llamada familia y alcancen sus metas juntos
En tu casa tú eres el administrador de las finanzas y tal como si fuera una empresa, eso indicaría que eres el director financiero de la familia. La responsabilidad que recae en tus hombros es similar a la que llevan los líderes de grandes compañías: debes asumir riesgos, ver por el bien de tu negocio (familia) y empleados (integrantes de tu hogar), registrar y avalar pagos, saldar deudas con tus acreedores y realizar las inversiones pertinentes para que la empresa crezca.
Todo esto se lee más fácil de lo que parece, aunque tampoco es tan complicado. Debes estar consciente de que la toma de decisiones sobre cada asunto monetario de tu hogar puede llevarlos a la quiebra. Éstas son las características y los consejos sobre acciones prácticas que un director financiero ejecutaría en su trabajo para que tú las lleves a cabo en tu casa y tus finanzas personales crezcan y se mantengan sanas.
1. Administra el flujo de caja
El flujo de caja es un término empresarial que se refiere a la cantidad de ingresos y egresos que tiene la compañía. Entonces, a nivel del hogar, necesitas detectar en qué estás gastando el dinero.
No creas que una empresa, por su gran capacidad económica, tiene recursos ilimitados. Al contrario, entre mayor es la cantidad de dinero que se maneja, más control financiero debe haber para que no haya escape de capital. Si un director financiero puede tener ese control dentro de una gran compañía, imagina la capacidad de dominio que puedes tener de tus finanzas, sabiendo hacer un presupuesto que dé balance a tus facturas, tus deudas, tus compras personales y tus ahorros.
2. Ten un plan a largo plazo
U.S. News señala que un CFO (director financiero) eficaz mira más allá del gasto diario para lograr sus objetivos financieros a largo plazo. Debes hacer lo mismo para precisamente dejar de vivir al día y poder aspirar a grandes metas.
Tu visión debe ir encaminada a la creación de un fondo de emergencia y tu jubilación. Prioriza estos aspectos dentro de tu presupuesto.
3. Aprende a delegar
Los CFO están en ese puesto, sí por sus habilidades y conocimiento, pero también por tener capacidad de liderazgo. Ser líder no quiere decir acaparar todo y hacerlo por tu cuenta, porque si no lo haces tú, no se hacen bien las cosas. Al contrario, saben que cada persona es distinta y tiene talentos propios que los hacen adecuados para tareas específicas.
En tu caso, comienza desde tu familia, donde hasta los más pequeños pueden aportar algo para la “empresa familiar”. Tal vez tú eres bueno para detectar oportunidades de ahorro o inversión, pero no tan bueno para la administración del flujo de caja como lo sería tu cónyuge.
Asimismo, hay temas que dentro de la familia ningún integrante podría dominar como lo es la presentación de impuestos o la planificación a largo plazo. Acercarte con un profesional, aunque pagues, siempre va a ser más adecuado que hacerlo por tu cuenta.
Los errores pueden estar a la orden del día y puedes perder más dólares por tu necedad con el asunto de que así se ahorran dinero al evitar pagarle a alguien; pero contratar a un contador, asesor financiero o de inversiones siempre va a ser una manera de hacer crecer tu dinero. Te garantizamos que a largo plazo te va a redituar más contratar a un experto a que si no lo hicieras. Incluso, si tú no eres el CFO de tu familia, puede que lo encuentres con un profesional que los respalde en ello.
4. Las juntas son importantes
Muchas personas tienen conflicto con hablar de temas de dinero, pero es necesario. Los directores financieros no se esconden ante los problemas y las conversaciones difíciles. En cambio, agendan reuniones periódicas con su equipo de trabajo para asegurarse de que los procesos van bien encaminados en torno a sus objetivos.
Si bien es posible que tú no necesites hablar de dinero a diario o cada semana, es bueno que tengas la voluntad de hablar de estos temas por lo menos cada semestre. Y se hace primordial realizar una junta en familia cuando las cosas no pintan bien, ya que si se esconden estos temas, pueden llevar a la bancarrota. Dos, tres o más personas siempre tendrán un panorama más amplio de la situación y más posibles soluciones.
5. Hasta en el trabajo hay bonificaciones por efectividad
El esfuerzo de ser la cabeza de una empresa o de una familia debe tener sí o sí sus momentos de satisfacciones. Las grandes compañías celebran a sus ejecutivos y empleados cuando logran los objetivos planteados.
Cuando fueron capaz de hacer sacrificios y lograr sus metas es importante que te incentives a ti y a tu familia por su trabajo en equipo. Incluso, como director de la casa, es posible que quieras motivar a alguno de tus seres queridos cuando sus esfuerzos se ven reflejados, por ejemplo, si para ajustar gastos tu hijo adolescente se ha privado de ciertas salidas, tal vez convenga darle un permiso especial por su compromiso hacia su núcleo familiar para que sienta que es valorado su esfuerzo y disfrute mejor de los beneficios.
6. Haz un plan de sucesión
Los directores financieros no son eternos y están conscientes que su paso por la empresa es temporal, por lo que planean y entrenan a alguien al que le ven potencial para continuar con el buen camino financiero que han llevado a su mando.
En el caso de tu situación personal, sea por jubilación o incluso previendo la muerte, es necesario que sepas dirigir a tu cónyuge o alguno de tus familiares sobre los asuntos financieros del hogar. Puede no ser un tema agradable, pero es importante hacer este tipo de transiciones de las maneras más sutiles, pero claras, posibles.
Uno de los planes de “sucesión empresarial” que debes tener claro dentro de tu planificación familiar es la de redactar un testamento. No es fácil asumir que no somos eternos, pero conforme más pase el tiempo, más claro debes tener este punto para no generar que la “empresa familiar” quiebre tras tu ausencia.