Los desencadenantes psicológicos más comunes que provocan que gastes más dinero del que quieres o tienes
Mucho de tus impulsos por comprar se pueden basar en tu propio estado de ánimo
No son pocos los estadounidenses que gastan mucho dinero cada mes. Se les podría conocer como adictos a las compras. Sus impulsos por querer cualquier cosa que ven en el aparador parecen incontrolables. Y aunque en buena medida necesitas de un especialista para poder trabajar en ello, todo tiene una razón de ser.
Usualmente, cualquier cuestión mental y emocional determina nuestras acciones. Asimismo con las compras al por mayor. Revisa cuáles son los desencadenantes psicológicos más comunes que provocan que gastes más dinero del que quieres o del que incluso tienes para hacerlo, para que identifiques si comienzas a tener estas características y puedas evitarlas antes de tener un problema con esta adicción que puede dejarte con la cartera vacía.
1. Ponerte hasta “arriba” de las compras (Shopper’s High)
El deporte, los eventos artísticos y las compras pueden tener una cosa en común: la liberación de dopamina. Esta sustancia química funciona como una droga, te hace sentir bien, pero su efecto es pasajero. Pero como esta sustancia juega con tu propia satisfacción, te pide más y más.
Si quieres evitar que las compras te esclavicen, busca alguna actividad alternativa que te haga sentir igual de bien. El deporte te puede ayudar. Salir a correr, practicar yoga o hasta pasear a tu mascota te puede hacer sentir bien y feliz y, sobre todo, es más barato.
2. Tu naturaleza competitiva
Las grandes ofertas y ventas como las que se presentan en eventos comerciales como el Black Friday pueden sacar esta naturaleza casi animal que hay en cada uno de nosotros. Pero esta competencia no sólo se alimenta del momento de la situación, sino incluso de tu experiencia. Para tu instinto es tan importante ganar esa enorme pantalla a la persona que tienes al lado dispuesto a quedársela ese día, así como demostrarle a tu vecino que es más grande tu adquisición que la de él.
Toma en cuenta que la cuestión de comprar debe ser por un asunto de cubrir tus verdaderas necesidades y no las que crees que son tus necesidades. Si quieres aprovechar ofertas, antes revisa qué es lo que necesitas y si puedes darte el beneficio de comprarlo; si la respuesta es “no”, más te conviene esperar. Recuerda que nadie gana ni pierde al comprar, aunque bolsillo puede terminar siendo el verdadero perdedor del momento.
3. El juego engañoso del ahorro
Money Crashers menciona algo cierto, cuando examinas las ventas y ves un letrero que dice “¡Ahorra 50%!”, comienzas a centrarte en los ahorros en lugar de los gastos. Es una táctica muy antigua de la cual te sientes un comprador inteligente al haber ahorrado en tu compra.
La realidad: nunca vas a ahorrar dinero, gastándolo. Si realmente quieres ser un ahorrador, abre una cuenta especializada en ello.
4. El engaño del costo-beneficio
Te vamos a contar una historia. En 2012, el director ejecutivo de JCPenney, Ron Johnson, decidió aventurarse a renovar la imagen de la tienda, dando fin a lo que llamó “precios falsos”, refiriéndose a aquellos precios psicológicos que terminaban en $0.99 dólares, compras de liquidación y precios con descuento de un número claramente inflado. Posiblemente pensó que la gente reaccionaría con satisfacción al “no engaño”, a saber que había una tienda “honesta”.
Para no hacerte el cuenta largo, los clientes dejaron de comprar, porque no sentían que estuvieran obteniendo un verdadero costo-beneficio de su compra (cuando sí). Para 2013, Johnson se quedó sin trabajo y JCPenney regresó a su antiguo, pero funcional, sistema de precios. En pocas palabras, si la gente cree que está obteniendo un costo-beneficio más va a comprar, aunque éste se base en el engaño. No caigas y pon siempre por delante tus verdaderas necesidades más que tus deseos incontrolables.
5. Las compras como terapia
Cualquiera de las emociones (felicidad, tristeza, enojo) y hasta las sensaciones de cansancio, aburrimiento y ocio pueden ser los detonantes y claros dominantes para que tú decidas comprar sinfín. Es más, todos los puntos anteriores se resumen en tus propias sensaciones de satisfacción y bienestar. El término de la terapia de compras es tan popular, porque la gente cree que realmente se sienten mejor haciéndolo, aunque después tengan una “resaca” de dinero y se sientan mal por todo lo que gastaron.
Si realmente quieres sanar emociones o cuestiones de tu vida sin resolver, te recomendamos mejor poner tu dinero en un psicólogo o especialista que pueda guiarte a cómo darle solución a estos aspectos que no te permiten sentirte bien con tu existencia. Una bolsa de ninguna tienda no hará ese trabajo por ti y, al contrario, podría generar que te sientas peor que antes.