Qué es la ley de la oferta y la demanda

La ley de la oferta y la demanda es un concepto económico relativamente sencillo que, si lo entiendes a la perfección, podrías utilizarlo a tu favor para realizar tus compras de manera más inteligente

La ley de la oferta y la demanda

La ley de la oferta y la demanda es un concepto que se escuchó por primera vez en 1796 y que se mantiene hasta nuestros días. Crédito: Shutterstock

Más allá de lo que conozcas en torno a las finanzas personales y la macroeconomía, estoy casi seguro de que has leído y/o escuchado en muchas otras ocasiones el término de la ley de la oferta y la demanda. En algunos casos podrás entenderle, pero en otros entrarías en una confusión terrible al no saber el verdadero significado de este concepto. ¿Quieres entender mejor cómo la ley de la oferta y la demanda afecta tu vida diaria? Primero, tienes que entender qué significa.

De manera simple, la ley de la oferta y la demanda establece que si un producto tiene mucha demanda y poca oferta, su precio aumentará; asimismo, si hay poca demanda y mucha oferta, su precio bajará. Su importancia radica, especialmente, en que cuando hay un equilibrio del mercado, es decir, que la oferta y la demanda se cruzan casi al unísono, hay un precio estable.

El término de oferta y demanda se utilizó por primera vez en el tratado sobre los principios de la economía política de Sir James Steuart, en 1796.

Aunque parece (y es) un término que ayuda a entender el funcionamiento de cualquier economía en el mundo, puede jugar un papel determinante en las finanzas personales, especialmente a la hora de tomar decisiones inteligentes en la compra y venta de bienes y servicios. De hecho, en muchas ocasiones, esto ayuda a medir y mantener la inflación de un país, incluida la economía de Estados Unidos.

La ley de la oferta y la demanda a fondo

En una economía moderna, la ley de la oferta y la demanda es un principio fundamental del libre mercado. En este tipo de economía, los consumidores compran bienes y servicios a un precio aceptable tanto para el comprador como para el vendedor, sin interferencia del gobierno.

Dos cosas determinan el precio de un producto: la oferta disponible de ese producto y la demanda general del mismo. Por ejemplo, si durante un momento de repentina necesidad la demanda de manzanas es alta, la oferta puede reducirse, por lo que su precio aumentará; cuando sea temporada de manzanas, la oferta será tal, que se satisfará la demanda, por lo que podría caer su precio.

Esta es la economía básica, que tiene en cuenta el costo de producir, comercializar y vender productos a un precio por el cual se benefician tanto el minorista como el fabricante. Dado que puedes comprar el mismo producto de varias empresas diferentes, existe un precio máximo natural, donde los fabricantes deben estar en línea con sus competidores.

Aunque el concepto básico prevé el aumento y la disminución de la oferta y la demanda, las ecuaciones de una reducción o alza de precios varía, según las circunstancias:

• Si la oferta aumenta mientras la demanda permanece estática, el precio baja.
• Si la oferta disminuye mientras la demanda permanece igual, el precio sube.
• Si la oferta permanece igual mientras la demanda aumenta, el precio sube.
• Si la oferta se mantiene igual mientras la demanda cae, el precio baja.

Parecen iguales y, aunque en lo general significan lo mismo, el análisis de las circunstancias debe hacerse en lo particular, porque no es lo mismo que la oferta disminuya y la demanda se mantenga a que la oferta se mantenga y la demanda aumenta, aun cuando ambas generen un aumento de precios. Se tendría que analizar y entender las razones por las que la oferta disminuyó o la razón por la cual la demanda aumentó para tratar de dar una solución acorde al hecho y estabilizar los precios.

Cuando la oferta y la demanda del producto están equilibradas, el mercado alcanza el equilibrio, también conocido como precio de equilibrio del mercado.

¿Qué puede afectar a la oferta y la demanda?

Hay tres aspectos fundamentales que podrían afectar a la oferta y la demanda de un producto:

1. Las tendencias del consumidor

La demanda de los consumidores por un producto impulsa nuestra economía (y la de cualquier país). Debido a que los consumidores siempre tienen “una necesidad de más”, es que los productos buscan ir mejorando sin un fin. De ahí que haya nuevos iPhones cada año. Las tendencias reflejan sobre qué productos son los cambios más deseados de un momento a otro. La demanda inicial del consumidor es más probable que ocurra cuando el producto es barato y fácilmente disponible.

2. Factores ambientales

La producción de muchos bienes depende de factores ambientales. Por ejemplo, es probable que las condiciones climáticas afecten la disponibilidad de frutas y verduras en tu supermercado local. Cuando los factores ambientales limitan la disponibilidad de un producto y la demanda sigue siendo la misma, los proveedores aumentan el precio del producto. Una pandemia como la sucedida con el Covid-19 también podría entrar en esta categoría.

3. El precio del producto

A medida que aumenta la demanda de los consumidores, es probable que disminuya la oferta de productos. Si los proveedores logran mantenerse al día con la demanda de un producto, es probable que aumenten los precios. Los vendedores vigilan de cerca los impuestos y las regulaciones gubernamentales, ya que estos son dos factores que influyen en el costo neto para suministrar el producto.

Los ciclos económicos impulsan otros aspectos, como la cadena de suministro y la disponibilidad de bienes sustitutos. Esencialmente, a medida que aumenta el precio del producto, la demanda del producto disminuirá, puesto que los consumidores encontrarán alternativas viables a los costosos productos de “marca”.

En resumen, si después de toda esta explicación consideras que no hay manera de utilizar la ley de la oferta y la demanda a tu favor, aquí un ejemplo: supongamos que vas a comprar un nuevo automóvil. Antes de abalanzarte a las concesionarias, sería bueno informarte sobre las tendencias de oferta y demanda actuales para tomar una decisión de compra más informada. Durante la pandemia, hubo una escasez de chips que afectaron la industria automotriz, por lo que los vehículos nuevos aumentaron su precio de 2020 a 2021; fue hasta 2022 que se estabilizó un poco la oferta.

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