El futuro de los autos eléctricos no parece tan confuso con la fórmula “Follow the Money”

La evidencia es clara, desde los $1,700 millones de dólares para convertir fábricas cerradas en plantas de ensamblaje de auto eléctricos hasta la inversión millonaria de Toyota para crear unirse a un consorcio que está creando una red de 30,000 estaciones de recarga y competir contra el Tesla Supercharge Network

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General Motors y el Grupo Stellantis, recibirán casi $1,100 millones de dólares para producir EVs. Foto: Chevrolet. Crédito: Cortesía

Por ahora, los titulares negativos están ganando la batalla del día a día sobre los autos eléctricos debido al bajo volumen de ventas y a la depreciación del valor de los modelos eléctricos que empiezan a pasar a la categoría de usados.

Sin embargo, el flujo de inversiones hacia un futuro 100% eléctrico no solo sigue acelerándose, sino que no tiene freno.

Podcast en inglés: Is the answer to EVs in Chile or in China? It´s complicad!

Solo esta semana, el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE, por sus siglas en inglés) anunció que distribuirá $1,700 millones de dólares para apoyar la conversión de 11 instalaciones de fabricación y ensamblaje de automóviles que están cerradas o en riesgo de cesar sus operaciones en ocho estados: Michigan, Ohio, Pensilvania, Georgia, Illinois, Indiana, Maryland y Virginia, y convertirlas en plantas para fabricar vehículos eléctricos y centros de distribución en la cadena de suministro.

Y aunque este programa podría verse como una estrategia de campaña electoral de la administración del presidente, Joe Biden, lo cierto es que todos estos programas tienen objetivos a largo plazo, más allá del 2030, cuando ni Biden, ni su potencial contrincante en la elecciones presidenciales del 5 de noviembre, 2024, Donald Trump, estarán en el poder.

Como parte del programa, General Motors y el Grupo Stellantis, recibirán casi $1,100 millones de dólares en subvenciones para convertir plantas existentes que están “en riesgo”, con lo que se podrán producir más de 1 millón de vehículos eléctricos al año, conservar 15,000 puestos de trabajo existentes y crear 3,000 nuevos.

Además de esto, el gobierno de Biden está presionando a los fabricantes de autos – tanto de Estados Unidos como de otros países -, a ensamblar un número cada vez mayor de sus vehículos eléctricos en Estados Unidos, a través de incentivos fiscales, así como tarifas de importación de hasta 100% para los modelos fabricados en China, que ahora ya es el principal fabricante de autos en el mundo.

La primera víctima de las nuevas tarifas fue el Volvo EX30, cuya producción estaba planeada originalmente para China y ahora está siendo trasladada a Bélgica, con lo que su debut en Estados Unidos fue aplazado de finales del año pasado, a mediados de 2025.

El resto de los $1,700 millones de dólares serán repartidos a empresas como la subsidiaria de tecnología avanzada Hyundai Mobis ($32 millones de dólares), para producir componentes híbridos enchufables (PHEV) y paquetes de baterías en Ohio.

La legendaria marca de motocicletas Harley-Davidson recibirá $89 millones de dólares para ampliar su planta en York, Pensilvania, para la fabricación de motocicletas eléctricas; la compañía Blue Bird recibirá $80 millones de dólares para convertir una antigua planta de Georgia para construir autobuses escolares eléctricos; y el fabricante de motores Cummins utilizará $75 millones para convertir parte de una planta existente en Indiana para fabricar componentes y sistemas de tren motriz eléctricos de cero emisiones.

Otros $208 millones de dólares fueron otorgados al Volvo Group – que a su vez es parte del Grupo Gelly de China- para modernizar las plantas en Maryland, Virginia y Pensilvania para aumentar la capacidad de producción de vehículos eléctricos y $157 millones de dólares ayudarán a la firma ZF North America para convertir parte de su planta de Marysville, Michigan, para la producción de componentes de vehículos eléctricos.

Toyota se unió a la alianza

Otra importante noticia sobre el destino del dinero en la industria automotriz provino del Grupo Toyota que esta semana se unió como inversionista en el consorcio IONNA, en el que ya estaban otros siete fabricantes, para acelerar el desarrollo de la red de carga de por lo menos 30,000 estaciones públicas de recarga rápida en Norte América tan pronto como en 2030.

Esto a pesar de que el grupo japonés solo ofrece por ahora un modelo 100% eléctrico: el Toyota bZ4X que comparte su plataforma EV con el Lexus RZ y el Subaru Solterra.

Toyota, sin embargo, anunció recientemente sus planes para producir otros dos nuevos SUVs eléctricos con tres filas de asientos que se ensamblarán en Toyota Motor Manufacturing Kentucky (TMMK) y en Toyota Motor Manufacturing Indiana (TMMI). Para 2030, Toyota planea ofrecer hasta 30 modelos EV a nivel global bajo las marcas Toyota y Lexus, y fabricar anualmente hasta 3.5 millones de EVs en todo el mundo.

Los fabricantes de equipos originales del consorcio IONNA incluyen a BMW, General Motors, Honda, Hyundai, Kia, Mercedes-Benz y Stellantis, que por ahora han invertido más de $1,000 millones de dólares en el proyecto.

Toyota no anunció la cifra exacta de su participación, pero su decisión sigue la misma fórmula “follow the money” que se ha visto en otras industrias en las que solo hay que seguir el flujo de inversión para identificar tecnologías, tendencias y productos que tienen potencial de crecimiento y, eventualmente, se convierten en la norma.

No parece haber vuelta atrás.

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