Los motivos por los que los latinos fueron los más afectados por la pandemia en Nueva York (y en buena parte de EE.UU.)

El estatus migratorio de muchas personas de la comunidad latina provocó que el COVID-19 los golpeara con mayor fuerza

Durante los primeros meses en que el coronavirus pisó Estados Unidos, Nueva York fue el epicentro de la pandemia debido a sus altos índices de contagios y fallecimientos a causa de la enfermedad. El estado (y la ciudad) es uno con la mayor diversidad cultural, son muchos los grupos de la sociedad que viven aquí, incluida la comunidad hispanohablante. Tristemente, los latinos son los que han sido mayormente afectados por la presencia del COVID-19.

Para mayo, La Opinión todavía reportaba a Nueva York como el epicentro de la pandemia, aunque poco a poco California lo fue superando en las lamentables estadísticas. Para junio, El Diario informaba la reapertura paulatina de la Gran Manzana para evitar que la crisis económica fuera más grave de lo que la crisis sanitaria ya le había generado.

Los latinos neoyorkinos representan el 33.4% de las muertes por COVID-19, mientras que representan el 29% de la población de la ciudad, y han sufridos pérdidas de empleo en números más altos.

El mote del epicentro de la pandemia por los elevados índices de contagio y mortandad para el estado, también vino a poner en el foco de atención las marcadas desigualdades que afectan a Nueva York, pero que podrían extenderse a todo EE.UU. Hogares saturados, inseguridad alimentaria, falta de acceso a la atención médica y asistencia pública, desempleo y desamparo migratorio son los puntos más preocupantes por los que los latinos han sido los más golpeados en cada uno de estos rubros.

Inseguridad alimentaria, de salud y hogar

Los inmigrantes indocumentados y otros residentes con estatus no permanente no califican para el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), conocido popularmente como los cupones de alimentos, para ayudar a sufragar el costo de los comestibles. Por las mismas razones, tampoco pueden formar parte de las formas de asistencia y beneficios públicos como el seguro de desempleo, Medicaid y, recientemente, aquellos generados para combatir al COVID-19 como son los cheques de estímulo.

Pero la limitación de asistencia pública no es el único problema. Gracias a un caso reportado por Documented, pudimos entender la situación que vive Karen Salgado, una trabajadora de limpieza del hogar nacida en Honduras, quien comparte un apartamento cerca al Jamaica Hospital Center, donde vive con su hija de 13 años y su hijo de 7, con su hermana y su hijo, un primo y la sobrina de Salgado con su hijo, todos repartidos en las cuatro habitaciones que tiene el departamento. Un total de 8 personas en un mismo lugar, una muestra del confinamiento saturado en el que viven muchas familias latinas en EE.UU. y no sólo en Nueva York.

“Si nos fijamos en las cifras, el origen étnico, la demografía y la ubicación de las comunidades más afectadas, tiene más que ver con el racismo sistemático, el desfinanciamiento sistemático de programas, la marginación sistemática de una determinada comunidad que conduce a condiciones preexistentes, a problemas de salud, a la falta de trabajo, a situaciones de hacinamiento y lleva a la gente a vivir dos [o] tres familias en una casa”, aseguró al portal la asambleísta Distrito 39° de Nueva York, Catalina Cruz.

Desempleo

Los inmigrantes hispanohablantes usualmente son la fuerza laboral de los sectores productivos del estado, la ciudad y el país que fueron especialmente afectados por tener mayor exposición a un posible contagio. Servicios de alimentos, comercios minoristas, cuidado personal, recortes en el trabajo de la construcción y horas de trabajo reducidas son algunas de las más populares áreas de trabajo en las que los latinos han perdido su fuente de ingreso. Los pocos trabajos existentes generó que los latinos indocumentados no tuvieran otra opción que arriesgar su salud para ganarse la vida.

Según una encuesta de 244 adultos y jóvenes predominantemente latinos realizada a fines de abril por Make the Road NY, una organización sin fines de lucro que trabaja para comunidades inmigrantes y de clase trabajadora, el 88% perdió sus trabajos debido a la pandemia. Además, un informe del Centro de Asuntos de Nueva York de The New School estima que 192,000 trabajadores indocumentados han perdido sus trabajos y que la comunidad latina de la ciudad ha sido la más afectada.

Por último y no menos importante, las barreras del idioma también inhibieron el acceso a la ayuda e hicieron que la difusión de información fuera increíblemente desafiante, aseguró a Documented Eli Dvorkin, director de políticas de A Center for An Urban Future, que co-publicó un informe con la Coalición de Inmigración de Nueva York sobre el impacto desproporcionado de COVID-19 en los inmigrantes indocumentados de la ciudad.

Dvorkin también señaló la dificultad que las entidades públicas y las organizaciones comunitarias tenían para mantenerse al día con la traducción de las pautas y la información cambiante. Y aunque el español es el segundo idioma más hablado en la ciudad, existe un gran contingente de hablantes de lenguas indígenas en la comunidad latina que tenían una barrera adicional.

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