Por qué los expertos están preocupados de que se aproxime una recesión en Estados Unidos
Hay muchos factores en la economía mundial y no sólo en el país que ponen en alerta a los especialistas sobre la posibilidad de que en lo que resta del año o el próximo haya una posible recesión en Estados Unidos
La bolsa de valores cae y cae, la inflación sube y sube y pasamos de una guerra sanitaria a una guerra humana. Para los expertos, hay muchos signos que indican que Estados Unidos podría vivir una próxima recesión, especialmente por las medidas tomadas recientemente por el gobierno para contener la inflación.
El pasado miércoles, el mercado de valores sufrió su mayor caída en dos años, luego de que los grandes minoristas reconocieron en sus respectivos reportes trimestrales que el aumento de los precios está perjudicando sus ganancias. De hecho, los economistas de Wall Street están a la expectativa de caídas más grandes en lo que resta del año, luego de que directores ejecutivos y propietarios de pequeñas empresas ven reducidos sus presupuestos corporativos por el alto costo de su logística.
Referentes de la industria, como Walmart y Target, dieron a conocer sus reportes trimestrales esta semana, con ganancias decepcionantes y señalaron que los costos más altos de los alimentos, el combustible y el transporte redujeron sus márgenes de ganancias. Ambas compañías recortaron sus expectativas de ganancias para este año. Amazon, por su parte, reportó su primera pérdida trimestral en siete años.
Ante estos hechos, muchos inversionistas están sacando su dinero de las acciones para reducir el riesgo de perder su efectivo. Una encuesta reciente del Bank of America de administradores de fondos de inversión encontró que la porción de inversiones que tienen en efectivo es la más alta en el período posterior al 11 de septiembre. Por ejemplo, el Instituto de Inversiones de Wells Fargo espera una recesión en algún momento del próximo año y está aconsejando a los inversionistas que pongan sus fondos en servicios públicos, vistos como inversiones más confiables.
El auge del mercado laboral, especialmente entre las empresas tecnológicas, se ha revertido abruptamente. Tras varios meses de olas de contrataciones, compañías como Meta, Uber y Twitter las han pausado y otros como Netflix, Peloton y Robinhood están despidiendo trabajadores.
Una cosa son los altos precios y otra preocupación presente es el reciente aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed). Si bien esta medida busca frenar la inflación al hacer que sea más costoso pedir dinero prestado, lo que hace que sea más caro para los consumidores gastar, especialmente en artículos costosos como viviendas y automóviles, y más costoso para las empresas crecer y contratar trabajadores. La angustia de los expertos radica en que si la Fed calcula mal, un fuerte aumento de las tasas de interés podría detener el crecimiento y provocar una recesión.
Un grupo menor de expertos temen a que haya un proceso de estanflación, donde se dan dos fenómenos contrapuestos: estancamiento de la economía más inflación. En la mayoría de las veces, cuando hay estancamiento de la economía, la inflación tiende a la baja, ya que la demanda es poca y el crecimiento de los precios es menor. En la estanflación, la economía no avanza, pero eso no detiene el consumo de las personas, aumenta la demanda y genera una alza de precios, a pesar de que sus ingresos no aumenten.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, aludió a esa posibilidad el miércoles y señaló que los precios mundiales de los alimentos se han disparado a niveles récord.
“La perspectiva económica a nivel mundial es desafiante e incierta”, dijo. “Los precios más altos de los alimentos y la energía están teniendo efectos estanflacionarios, es decir, deprimen la producción y el gasto y aumentan la inflación en todo el mundo”.
Los próximos meses mostrarán cuál de todas estas estimaciones podrían darse. Hay algunos especialistas que consideran que hay una posibilidad, una luz verde al final del camino y que todas estas medidas podrían revertirse. Una esperanza radica en el hecho de que la cadena de suministro ha tenido una leve mejoría en las últimas semanas. Si el consumo está fuerte y la distribución está al día, los precios se estabilizarían, la inflación se reduciría y, posiblemente, no se llegaría a la recesión.
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