Qué tasa de inflación anual es saludable para la economía de Estados Unidos
Hay teorías económicas diversas que se confrontan sobre la inflación: algunas la consideran necesaria y otros afirman que provoca rezago favoreciendo a algunas personas a expensas de otras
Desde el 2021 y tras meses de encierro por la pandemia, la inflación en Estados Unidos comenzó a despuntar de manera sorpresiva para muchos y previsible para otros. Hoy tenemos un índice de precios al consumidor histórico que no se veía en 40 años. No obstante, a pesar de que la tasa actual es muy alta, hay un nivel que muchos especialistas e incluso el propio gobierno espera cada año para tener una economía saludable.
La inflación es un término con diferentes acepciones, según las circunstancias en las que se plantee. En términos generales, la inflación es el resultado de la medida del índice de precios al consumidor que refleja cuánto cuesta la vida en un determinado país. En el caso de Estados Unidos, este reporte lo lleva a cabo la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento del Trabajo (DOL).
La inflación se utiliza a menudo para describir el impacto del aumento de los precios del petróleo o de los alimentos en la economía. Por ejemplo, si el precio del petróleo pasa de $75 el barril a $100 dólares el barril, los precios de los insumos y los costos de transporte para todas las empresas aumentarán, derivando en un incremento de preciosas desde sus bienes y servicios.
Muchos economistas, empresarios y políticos sostienen que se necesitan niveles de inflación moderados para impulsar el consumo, asumiendo que los niveles más altos de gasto son cruciales para el crecimiento económico.
La Reserva Federal (Fed) normalmente apunta a una tasa anual de inflación de alrededor del 2% para EE.UU., creyendo que un nivel de precios que aumenta lentamente mantiene a las empresas rentables y evita que los consumidores esperen precios más bajos antes de realizar compras.
Cuando la economía no está funcionando a su máxima capacidad, significa que hay mano de obra o recursos sin utilizar, por lo que la inflación teóricamente ayuda a aumentar la producción. Para ayudar a mejorar la producción, se inyectan más dólares, y más dólares se traducen en más gasto, lo que equivale a más demanda agregada. Más demanda, a su vez, desencadena más producción para satisfacer esa demanda.
Parece un círculo virtuoso, pero aquí es donde comienza la polémica y por la que muchos especialistas consideran que los cheques de estímulo durante la pandemia detonaron la alta inflación actual en EE.UU. Para muchos economistas que no son de la Fed, la inflación es una función de la oferta y la demanda de dinero, lo que significa que producir relativamente más dólares hace que cada dólar se vuelva menos valioso, lo que obliga a subir el nivel general de precios.
Para estos analistas, el aumento de los precios hace que sea más difícil ahorrar dinero, lo que lleva a las personas a involucrarse en estrategias de inversión más riesgosas para aumentar o incluso mantener su riqueza. Algunos afirman que la inflación beneficia a algunas empresas o individuos a expensas de otros.
No obstante, economistas como el británico John Maynard Keynes creen que es necesaria cierta inflación para evitar la denominada paradoja del ahorro. Esta teoría establece que si se permite que los precios al consumidor bajen constantemente porque el país se está volviendo demasiado productivo, los consumidores aprenden a postergar sus compras para esperar una mejor oferta. El efecto neto de esta paradoja es reducir la demanda agregada, lo que lleva a una menor producción, despidos y una economía tambaleante.
Hubo un tiempo que algunos economistas creyeron que existía una relación inversa entre la inflación y el desempleo, y que el creciente desempleo podría combatirse con una mayor inflación. Esta relación se definió en la denominada curva de Phillips, misma que quedó algo desacreditada en la década de 1970, cuando Estados Unidos experimentó una estanflación.
Actualmente, Estados Unidos vive la inflación más alta desde la década de 1980. El último reporte de la BLS dejó un crecimiento de los precios del 8.5% interanual en julio, tras su pico más reciente del 9.1% en junio. Para combatir la inflación, la Fed ha comenzado a aumentar las tasas de interés de referencia para frenar el consumo y los altos precios. Algunos economistas piensan que eso nos llevará a una recesión.
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