Reducciones silenciosas: por qué tu cheque del Seguro Social será más bajo este mes
Muchos jubilados están comenzando a notar reducciones en sus beneficios —algunas sutiles, otras más drásticas— sin saber muy bien por qué

Te explicamos por qué algunos jubilados están recibiendo cada vez menos dinero. Crédito: Shutterstock
Cuando las personas piensan en el Seguro Social, a menudo lo hacen con esperanza: una red de seguridad que los sostendrá en la vejez, después de décadas de trabajo, contribuciones y sacrificios. Sin embargo, esa esperanza puede tornarse en confusión o frustración cuando el depósito mensual que se esperaba simplemente no llega completo. Muchos jubilados están comenzando a notar reducciones en sus beneficios —algunas sutiles, otras más drásticas— sin saber muy bien por qué.
Detrás de esa diferencia hay una suma de factores poco conocidos, pero profundamente humanos. No se trata solo de cálculos fríos o políticas complejas, sino de situaciones que conectan con decisiones tomadas años atrás —algunas incluso hace décadas— y que ahora, en la etapa más vulnerable de la vida, regresan con consecuencias tangibles.
Clawbacks: cuando el gobierno pide lo que ya pagó
Uno de los motivos más recientes y polémicos de reducción en los beneficios es la llamada recuperación de sobrepagos, o clawbacks. Se trata de casos en los que la Administración del Seguro Social (SSA, por sus siglas en inglés) calcula mal y paga más de lo que corresponde a un beneficiario. Puede pasar por múltiples razones: cambios en el ingreso del hogar, errores administrativos o falta de actualización en la información del solicitante.
Antes, cuando la SSA detectaba este error, retenía un 10% del cheque mensual hasta recuperar lo pagado de más. Pero a partir del 25 de abril de 2025, la tasa de retención aumentó al 50%. Esto significa que una persona que normalmente recibe $1,000 podría ver solo $500 depositados durante varios meses. Lo más alarmante es que muchos beneficiarios ni siquiera sabían que habían recibido un sobrepago hasta que la reducción apareció reflejada en su cuenta. Y aunque existen mecanismos para apelar o pedir reconsideración, el proceso puede ser largo, confuso y emocionalmente desgastante.
Deudas estudiantiles
Otro factor que genera sorpresa (e indignación) en miles de jubilados es el embargo de sus beneficios por deudas estudiantiles impagas. El Departamento de Educación de EE. UU. reanudó la cobranza de préstamos en mora a partir de junio de 2025, y entre los objetivos están más de 452,000 beneficiarios mayores de 62 años que tienen saldos vencidos.
Sí, leíste bien: personas jubiladas, muchas con problemas de salud o ingresos limitados, están viendo reducidos sus pagos del Seguro Social debido a préstamos estudiantiles que quizás contrajeron hace 30 o 40 años. En algunos casos, son préstamos propios; en otros, son préstamos Parent PLUS adquiridos para ayudar a sus hijos. La ley permite que hasta el 15% del pago mensual del Seguro Social sea embargado para saldar esta deuda. Y aunque hay excepciones y programas de condonación, la mayoría de los adultos mayores no tienen la información ni la asistencia para defenderse de estas reducciones automáticas.
Impuestos invisibles: la trampa de los “ingresos combinados”
Por si fuera poco, también hay un factor más silencioso pero igualmente importante: los impuestos federales sobre las prestaciones del Seguro Social. No todos los beneficiarios pagan impuestos sobre lo que reciben, pero si el total de sus ingresos —incluyendo pensiones, intereses, trabajo parcial o ingresos del cónyuge— supera ciertos umbrales, una parte significativa de sus beneficios puede quedar sujeta a impuestos.
El problema es que estos umbrales no se ajustan por inflación desde hace más de 30 años. En 1983, pagar impuestos sobre el Seguro Social era algo que solo afectaba al 10% de los beneficiarios. Hoy, más del 50% está obligado a declarar parte de sus prestaciones como ingreso sujeto a impuestos. Y esa cifra sigue creciendo. Lo que antes era un “beneficio libre de impuestos” se ha convertido, para muchos, en una fuente inesperada de carga fiscal, justo cuando cada dólar cuenta.
Cuando hablamos del Seguro Social, no hablamos de una cifra en una pantalla. Hablamos de personas: abuelos que crían a sus nietos, mujeres que trabajaron toda la vida sin cotizar a nombre propio, jubilados que aún deben elegir entre medicinas o comida. Por eso, estas reducciones automáticas duelen. Porque no consideran matices, ni historias personales, ni realidades de pobreza que se intensifican con la edad.
El aumento del 10% al 50% en las recuperaciones por sobrepagos es un golpe duro, especialmente para quienes ya tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas. Y cuando además enfrentan embargos por deudas pasadas y pagos de impuestos que nunca esperaron, la sensación es de indefensión. No porque no quieran pagar, sino porque simplemente ya no tienen de dónde sacar más.
¿Qué se puede hacer?
- Solicitar una reconsideración o plan de pago si la SSA te notificó un sobrepago. En algunos casos, puedes demostrar que no fue tu culpa o que devolverlo afectaría seriamente tu bienestar.
- Buscar programas de condonación o ajuste de deuda estudiantil para adultos mayores. Algunos ofrecen alivio según el nivel de ingresos o discapacidad.
- Consultar con un preparador de impuestos o asesor financiero si estás cerca de los umbrales fiscales del Seguro Social. A veces, pequeñas estrategias pueden evitar una gran carga impositiva.
- Contactar organizaciones sin fines de lucro que ofrecen asistencia legal gratuita a jubilados y personas con discapacidad.
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