Labubus: el fenómeno global que redefine el coleccionismo de peluches
Las celebridades han catapultado a Labubu como un accesorio de moda, transformando el peluche en un objeto de deseo

La euforia de los Labubus. Crédito: Shutterstock
Lo que comenzó como un tierno y, ligeramente espeluznante, juguete de diseñador, hoy se ha convertido en un fenómeno de consumo global. Los Labubus, unos peluches colgantes creados por el artista hongkonés Kasing Lung, están agotándose a diario, generando largas filas en tiendas físicas y alimentando un mercado secundario con precios hasta 20 veces mayores a su valor original.
Distribuidos exclusivamente por el gigante chino del coleccionismo Pop Mart, los Labubus se venden en formato de “caja sorpresa”, lo que significa que los compradores no saben qué diseño recibirán hasta abrir el paquete. Con un precio que ronda entre los $21.99 y $39.99 dólares, algunos modelos raros ya alcanzan precios de hasta $450 dólares en plataformas como StockX.
¿Qué hace tan especial a un Labubu?
Inspirado en la mitología nórdica y en la imaginación infantil, Labubu debutó en 2015 como parte de la serie “Monsters”, y su popularidad explotó cuando celebridades como Rihanna, Dua Lipa, Lisa de BLACKPINK, Kim Kardashian y David Beckham comenzaron a lucirlos como accesorio de moda en sus bolsos de diseñador.
A pesar de llevar una década en el mercado, el auge de Labubu alcanzó un nuevo pico en 2025, con compradores haciendo filas desde la madrugada cada viernes para adquirir unidades limitadas en tiendas físicas. Las reposiciones se agotan en minutos tanto en la aplicación móvil como en el sitio web de Pop Mart.
Reventa, escasez y mercado gris
La demanda supera con creces a la oferta, generando un ecosistema de reventa altamente lucrativo. Algunos usuarios han implementado bots automatizados para acaparar existencias al instante, revendiéndolas posteriormente a precios inflados.
El desequilibrio ha generado incluso incidentes de seguridad. En el Reino Unido, Pop Mart suspendió la venta de Labubu en tiendas físicas tras reportarse peleas entre clientes. En respuesta a la creciente demanda, han comenzado a circular falsificaciones bajo el nombre de “Lafufu”, con precios más bajos y calidad cuestionable.
¿Impacto económico y tensiones geopolíticas?
La especulación no se limita al consumidor. Algunos analistas sugieren que el clima comercial entre EE.UU. y China podría influir en los precios y disponibilidad de estos productos en mercados occidentales, aunque Pop Mart no ha emitido comentarios oficiales al respecto.
En una economía impulsada por la viralidad y la escasez, Labubu se posiciona no solo como un juguete, sino como un activo de colección con un comportamiento de mercado comparable al de los sneakers o las cartas de colección.
Su éxito muestra cómo el diseño, el marketing y la exclusividad pueden transformar un peluche en un objeto de deseo global con valor financiero real.
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