Quiet quitting o “renunciar en silencio”: por qué hay tanta polémica sobre esta tendencia laboral en EE.UU.

El Quiet quitting o “la renuncia silenciosa” se mantiene en tendencia, especialmente en la red social TikTok. Son cada vez más los videos de testimonios de trabajadores que tratan de sumarse a este nuevo movimiento laboral, y en el que coinciden en que no vale la pena esforzarse más por un empleo en el que no son valorados. CNBC habló con expertos sobre los temas de empleo en Estados Unidos y encontró que no hay un consenso en torno a los beneficios o complicaciones que esto podría ocasionar a las empresas y a los trabajadores.

¿Qué es el Quiet quitting?

El Quiet quitting o “la renuncia silenciosa” es un término acuñado por trabajadores altamente difundido en redes sociales y laborales, como TikTok y LinkedIn, que busca explicar una tendencia laboral sobre el establecimiento de límites laborales y negarse a ir más allá de cumplir con las responsabilidades para las que fuiste contratado. No busca que la fuerza laboral renuncie, tal como sucedió con el movimiento denominado como “la Gran Renuncia”, en la que hubo una ola de abandonos laborales.

De acuerdo con testimonios recabados por CNBC, el quiet quitting ya estaba avanzando, tal como su nombre lo indica, silenciosamente. Al menos así lo señalan algunos trabajadores, como una maestra estadounidense que, desde 2018, se planteó como objetivo no hacer más allá de sus responsabilidades académicas.

“No había ninguna razón para que me apresurara porque, como maestro, no hay oportunidades de promoción. Si eres la persona que gana el premio al maestro del año, [ganarás] el mismo salario que alguien que no lo es”, aseguró la madre de 30 años a CNBC.

Michael Timmes, especialista senior de Insperity, una firma consultora de recursos humanos, dijo a CNBC que, a pesar de que el término es nuevo, el concepto no. Siempre ha habido empleados que reaccionan al agotamiento de manera similar, “haciendo lo mínimo”.

“Hoy, esto está siendo impulsado por Gen Z, sin embargo, es evidente en todas las generaciones. Ha cobrado fuerza a través de las plataformas de redes sociales”, agregó.

El Quiet quitting como una evolución de la Gran Renuncia

Jaya Dass, directora general de Randstad para Singapur y Malasia, el Quiet quitting es un “impacto residual” del Covid-19 y la Gran Renuncia. Entre los efectos del Covid-19, Estados Unidos enfrentó una escasez de trabajadores, por lo que las empresas empezaron a mejorar sus beneficios. Esta situación brindó un empoderamiento a la fuerza laboral del país para tomar el control de su trabajo y su vida personal, buscando mejores oportunidades de crecimiento.

“Lo que solía ser un desafío pasivo-agresivo del equilibrio entre el trabajo y la vida ahora se está convirtiendo en una solicitud muy directa”, señaló Dass. “Ya no es una petición. Es una demanda”.

La gran renuncia se enfrentó a un duro desafío, ya que muchos trabajadores se sumaron a la ola de abandonos sin un plan B. La sensación de obtener un empleo fácil no fue tan sencillo como parecía. Mientras que algunos tuvieron que regresar a la compañía que dejaron, los más orgullosos se mantuvieron firmes, a pesar de su arrepentimiento.

Por eso, para el grupo de trabajadores para los que la Gran Renuncia no era una opción, ya que no es tan fácil cambiar de industria o encontrar un empleo en la que ya dominan, el Quiet quitting viene a ser una opción de manifestación del desacuerdo que sienten sobre sus condiciones laborales.

Asimismo, tanto trabajadores como especialistas consideran que la renuncia silenciosa bien encaminada podría fomentar no sólo empleados más productivos, sino personas con mayor equilibrio personal y emocional. Incluso pueden ocupar su energía para llevar a cabo objetivos profesionales y personales paralelos anteriormente postergados.

“El empleado puede pensar más fuera de la caja, sentirse más renovado y ser más eficiente en las horas que trabaja”, señaló Timmes.

No todo en el Quiet quitting es beneficioso

Como cualquier movimiento social y laboral, hay dos caras de la moneda. En un mundo ideal, tanto la Gran Renuncia como la renuncia silenciosa deberían ocasionar que los empleadores mejoren las condiciones de trabajo de forma mágica. Eso es imposible.

Es cierto que la inflación ha impactado en el bolsillo de los hogares estadounidenses, pero también de las empresas. El ciclo de producción indica que ante la escasez de trabajadores, las empresas recurrieron a mejorar las condiciones de sus empleos. Cuando los puestos están cubiertos, la compañía ahora tiene un gasto mayor para solventar las necesidades de su producción, lo que lleva a subir los precios de sus productos y servicios a los consumidores. Y el ciclo se repite.

También hay un aspecto emocional en todo esto. La renuncia silenciosa da signos de que los empleados no están satisfechos con lo que realizan. Para Kelsey Wat, una entrenadora de carrera, estos “es triste dado el hecho de que la mayoría de nosotros pasamos gran parte de nuestro tiempo en el trabajo”,

En la búsqueda de equilibrio entre el trabajo y la vida personal, hay una desconexión con lo que se hace. Timmes señala que el desinterés que muestran los empleados con la renuncia silenciosa no muestra una maximización laboral en las horas de oficina. Por el contrario, hay signos de falta de motivación, falta de flexibilidad, el subdesarrollo de las habilidades, intolerancia y una incapacidad para trabajar en equipo.

Los empleados pueden perder oportunidades de promoción con una mentalidad mediocre. A mediano plazo, la renuncia silenciosa mal enfocada por muchos como una idea de pereza, no sólo no terminaría por surtir el efecto deseado, sino que provocaría un resultado contrario: un despido escandaloso.

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