Una empresaria dominicana distinguida por el New York Council como embajadora de Hispanas Influyentes: quién es Gigi Nuñez

A sus 35 años, Gigi Nuñez se ha convertido en la embajadora de Hispanas Influyentes. Con su empresa, da trabajo a más de 300 personas de origen latino. En entrevista con Solo Dinero, esta empresaria dominicana nos cuenta de su labor

Gigi Nuñez , empresaria dominicana nombrada embajadora de Hispanas Influyentes.

Gigi Nuñez , empresaria dominicana nombrada embajadora de Hispanas Influyentes.  Crédito: Cortesía

Gigi Nuñez tiene una gran vocación de ayuda. Ella no lo percibe, no se da cuenta y en realidad no siente que su persona tenga algo de especial. Pero aquellos que la rodean, que la conocen, que la viven, no comparten su idea: se enorgullecen de su labor, de su manera de ver la vida, de su entusiasmo y de que sea una soñadora constante. Hoy, por todas esas cualidades que tiene le han otorgado el título de Embajadora de Hispanas Influyentes.

La distinción fue entregada en Times Square por Ydanis Rodríguez, miembro del concejo y recién nombrado director de Transporte de Nueva York. Fue durante el lanzamiento de “Hispanas Influyentes”, un libro y movimiento creado por Yaneli Sosa, que destaca la vida y el éxito de más de 20 mujeres.

Gigi es una mujer joven, pero no solo por sus escasos 35 años, cuando habla se le nota la jovialidad, las ganas de vivir y de comerse al mundo entero. No es cliché, Gigi en realidad te lo transmite en cada palabra. Su historia pareciera sacada de un cuento de hadas, pero no de uno en el que las situaciones se acomodan por arte de magia, más bien es la protagonista que trabaja duro, que no descansa, que sueña todo el tiempo y que no se deja vencer por sus miedos. 

No siempre fue como es ahora: llegó a pesar 263 libras, no tenía autoestima e incluso dejó de soñar.  Ella en realidad tiene nacionalidad americana, ya que nació en Puerto Rico, pero se siente y es más latina que nada. A los 20 días de nacida, se fue con sus padres a República Dominicana, de donde es originaria toda su familia. Ahí vivió, creció y tiene sus mejores recuerdos. Es dominicana.

A los 25 años fue a Estados Unidos a visitar a su madre, que tenía ya tiempo radicada allá. Fue sin ningún plan, sin ninguna meta. A los dos meses decidió quedarse para ver qué podía hacer y consiguió su primer empleo. Lo hizo como inmigrante indocumentada: trabajaba en una tienda de electrodomésticos usados y aunque la paga era muy baja, ella se sentía orgullosa de estar generando efectivo en aquel país.

“Siempre he sido muy soñadora, sueño despierta, me la pasó pensando, maquinando, soñando, a veces pienso que me voy a volver loca con tantas cosas que me pasan por la cabeza. Pero ese sueño de un negocio, de tener un trabajo corporativo es para americanos que nacen y se crían allá”, confiesa Gigi en entrevista con Solo Dinero. 

Aprovechó el tiempo para aprender muchas cosas, luego se cambió a trabajar en ventas, ya que deseaba tener más tiempo libre o por lo menos ser dueña de las horas que ella necesitara. Al inicio no querían darle el trabajo porque ella no tenía auto, pero logró que confiaran en ella y al mes, se había convertido en la mejor vendedora de la compañía: se compró su primer vehículo en tan solo 30 días.

La libertad financiera viene de las ventas, no importa lo que sea que vendas”, explica con total devoción. Así que llegó el momento de aventurarse y dedicarse a un negocio que fuera de ella. Para ese momento ya estaba casada, con otro soñador igual que ella, confiesa risueña.

Juntos establecieron una oficina de declaración de impuestos que estuvo abierta por dos años y si bien no se hicieron millonarios, les daba para vivir y pagar las facturas. La idea surgió luego de que trabajó en una oficina del mismo giro con un latino, al que ella veía como una persona muy exitosa.

Como todo inicio, no fue sencillo: “Era tan imposible, empezamos a reunir todo el dinero que teníamos. Ahí empezó nuestra vida como empresarios, no a una escala grande, pero si era algo que nos sustentaba, nos daba para llevar una vida normal. Mentalmente éramos empresarios, no teníamos mucho dinero pero sí éramos unas personas que éramos dueños de unos negocios y si te da un estatus mental diferente”, contó.

“Es posible pero no es fácil. Hay cosas que vale la pena el sacrificio y el esfuerzo que tú le pones”, agregó.  Cuando este giro se acabó, fue el inicio de lo que hoy es una empresa que le da empleo a poco más de 300 personas latinas. Su esposo se fue a trabajar con un contratista, recogiendo escombros provocados por desastres naturales. De ahí, llegó convencido de que ese era el negocio al que se dedicarían, aunque no sabían cómo, pero ese sería su destino.

Quisieron ofrecer un servicio para este contratista, el cual los dejó plantados dos veces en citas que tenían agendadas en Nueva York. Parecía que no era un buen comienzo, pero resultó todo lo contrario: el destino y sus ganas de trabajar les dieron una oportunidad. Los contrataron para recoger escombros en Panamá City. Llegaron con un equipo de 12 personas,  y cuando estaban listos para empezar, el cliente les canceló porque quería arreglar con proveedores más grandes.

Pensaban que estaban derrotados, estaban a punto de regresar con las manos vacías, cuando les llamaron para otro proyecto, que fue el inicio de muchas buenas noticias y de mucho trabajo por repartir. Todo esto le dio forma a su compañía que hoy se llama Cleaning Professional of Florida (CPF) pero ellos le llaman de cariño Money Team Group. 

Se dedican a proveer personal para limpiar en zonas de desastres, es decir, por donde haya pasado un huracán, un tornado o haya habido severas inundaciones. Su personal recoge los escombros. Empezaron a hacerlo desde octubre del 2019 y hoy, aunque no han cambiado su estilo de vida, facturan ingresos por siete cifras. 

“Yo siempre le pido a Dios no perder la emoción del primer día, del primer proyecto, de cada reconocimiento, cada trabajo, cada logro. Con este reconocimiento [el de embajadora de mujeres hispanas] yo no tengo  una palabra para describirlo porque eso no le pasa a personas como a mí, eso no me pasa a mí. Ahora, lo que yo quiero comunicar a las otras mujeres es que sí le pasa a una persona como a mí, créanme que le puede pasar a una persona cualquiera. Obvio es mucho trabajo, no pasa de la noche de la mañana y no es suerte, porque la suerte no existe y la suerte más bien es un cúmulo de cosas, de trabajo, de acción”, dijo Gigi.

Hoy por hoy, Gigi perdió 103 libras, es una mujer que derrocha seguridad y ese mismo mensaje es el que le quiere llevar a otras mujeres:  “Para que entiendan y se crean y metérselo en la cabeza de alguna forma, que solamente hay que soñar y trabajar por ello y sí puede pasar, se puede lograr, solo tú tienes que trabajar para que pase, no va a pasar solo”, comentó.

Gigi sigue insistiendo que es una mujer normal y que no tiene nada de especial. Su don es justo su sencillez: “trato de conectar con el ser humano, yo conecto con la persona (no con el status). Yo no voy a hablar de otras personas de otros países, pero te puedo decir que los latinos somos los que más duro trabajamos. Los latinos le ponen todo lo que tienen a lo que hagan, sea ser un jefe o limpiar un baño. Yo no sé si es porque llegan con muchísimos sueños, pero te puedo decir por experiencia y porque he trabajado con otras nacionalidades, que no existe otro grupo que trabaje así como los latinos”, declaró.

Su próximo proyecto está en puerta: está trabajando en  una serie de E-books que le sirvan de guía a esas mujeres emprendedoras, donde les dará consejos y les dirá lo que a ella le funcionó, para que no se queden en el intento.

“Con una mujer que le llegue al día, yo soy feliz”, finalizó.

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