Los pagos del Seguro Social han perdido el 36% de su poder adquisitivo desde el 2020: qué significa eso para ti
La Liga de Ciudadanos de la Tercera Edad encontró que los pagos del Seguro Social han perdido un 36% de su poder adquisitivo: ¿cómo se podría solucionar esta situación?
El Seguro Social es de los programas más queridos en Estados Unidos (sino es que el más querido) por una razón: sostiene a millones de trabajadores jubilados. A pesar de la importancia y los constantes recordatorios a los trabajadores activos de que ahorren e inviertan para su jubilación (en cuentas como el plan 401(k) e IRA), la realidad es que el programa de gobierno es el único ingreso para gran parte de los estadounidenses mayores de 62 años. Pero eso no es lo peor, esos pagos cada vez valen menos por la inflación.
La Liga de Ciudadanos de la Tercera Edad no partidista aseguró que los beneficiarios del Seguro Social han perdido un 36% de su poder adquisitivo desde el año 2000. Lo que es particularmente sorprendente de esa cifra es que viene inmediatamente después del ajuste por costo de vida más generoso del programa en décadas, el COLA.
A pesar de que los beneficios crecieron un 8.7% mensual para este año, los beneficiarios del Seguro Social a largo plazo han perdido mucho poder adquisitivo en los últimos 23 años. Y lo peor, es posible que esta tendencia continúe, salvo que los legisladores tomen medidas.
¿Dónde podría estar el error? Los COLA del Seguro Social se calculan con base en los datos del tercer trimestre del Índice de Precios al Consumidor para Asalariados Urbanos y Trabajadores Oficinistas (CPI-W). Estos datos son engañosos, especialmente porque si bien busca que los beneficios no se rezaguen a los efectos de la inflación, hay que tomar en cuenta que los jubilados no suelen contar con otra fuente de ingresos, a diferencia de los trabajadores activos.
De acuerdo con los expertos de esta organización, los gastos que enfrentan los asalariados urbanos y los trabajadores administrativos no se alinean del todo bien con los gastos que las personas mayores comúnmente tienen que soportar.
Por ejemplo, el costo de la gasolina es un gran impulsor del CPI-W. El problema es que las personas mayores jubiladas no tienden a gastar tanto dinero en gasolina, ya que muchos no trabajan y no viajan muy lejos en automóvil. Como tal, existe un claro desajuste cuando se trata de calcular los COLA del Seguro Social. Y debido a este sistema imperfecto, las personas mayores han estado pagando el precio en forma de aumentos mediocres que realmente no logran mantener el ritmo de la inflación.
Los principales defensores han presionado a los legisladores para que adopten un medio diferente para calcular los aumentos del Seguro Social: el Índice de Precios al Consumidor para los Ancianos (CPI-E). Un índice específico para personas de la tercera edad podría poner más énfasis en los costos en los que es probable que incurran los beneficiarios del Seguro Social y que los consideren onerosos, como la atención médica, que suele ser un gasto enorme para las personas mayores. Y si los defensores siguen impulsando el CPI-E, existe la posibilidad de que los legisladores eventualmente intenten usarlo para propósitos de COLA.
Para no depender de medidas de gobierno, los trabajadores activos deben tomar en cuenta que, para cuando se jubilen, seguramente los beneficios del Seguro Social seguirán perdiendo mayor poder adquisitivo, por lo que es imprescindible ahorrar para la jubilación.
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