Salarios en restaurantes: Joe Biden firma una orden ejecutiva para que trabajadores aspiren a mejores pagos

La industria restaurantera es una de las que más ganancias genera y donde existen infinidad de oportunidades. Algunas empresas han tratado de evitar la competencia directa con cláusulas contractuales

Cocineros de restaurantes

Crédito: Rashid Khreiss | Unsplash

El pasado viernes 9 de julio, el presidente Joe Biden firmó un orden ejecutiva en busca de reforzar la economía de la competencia. Uno de los mayores ejemplos dentro de las 72 iniciativas, es la que va en caminado a la industria de los restaurantes. En ella, se invita a la prohibición o limitación de las cláusulas de no competencia en los contratos de empleados que buscan prohibir que ellos puedan ir a trabajar con algún competidor o incluso evitar que emprendan un negocio propio.

De acuerdo con información de The Washington Post, la orden ejecutiva de Biden no prohíbe la práctica por completo. En cambio, ordena a la Comisión Federal de Comercio y otras agencias federales que redacte sus propias reglas, proceso que probablemente llevará unos cuantos meses para ejecutarse.

“Si tu empleador quiere retenerte, debería hacer que valga la pena quedarse”, anunció Biden antes de firmar la orden ejecutiva. “Ese es el tipo de competencia que conduce a mejores salarios y mayor dignidad en el trabajo“.

En Estados Unidos, uno de cada seis trabajadores de alimentos y servicios está obligado a no competir, según un estudio de la Red de Investigación en Ciencias Sociales (SSRN). De los millones de trabajadores en el sector restaurantero, muchos tienen limitaciones de crecimiento fuera de la empresa que los contrate, desde baristas que no pueden trabajar para otra cafetería dentro de un cierto radio hasta chefs de alta cocina que no pueden irse para abrir su propio restaurante. Esto genera una espiral de abuso y bajas oportunidades de crecimiento salarial, impidiéndoles la oportunidad de ganar más dinero en otro lado o de manera independiente.

Este tipo de situaciones acrecentaron los problemas financieros de millones de familias y de la economía del país durante la pandemia, impidiendo que personas del sector restaurantero pudieran tener otro tipo de oportunidades laborales e ingresos, incluso como independientes, cuando sus puestos de trabajo fueron concluidos por los cierres obligatorios durante la cuarentena. Desde grandes cocineros de la alta cocina hasta empleados de comida rápida se encuentran inmersos en este problema.

Muchos casos de este estilo se dieron durante el año pasado. Después de que el prestigioso Grace de Chicago, un restaurante de alta cocina con tres estrellas Michelin, cerró abruptamente a inicios de 2018, su chef y gerente general demandaron al propietario del complejo por una cláusula de no competencia que les prohibía abrir un nuevo restaurante en el área. A pesar de ello, la pareja abrió Ever en Chicago en junio de 2020.

En otro ejemplo, el dueño de un restaurante de Washington D.C. demandó a su exchef por supuestamente violar una cláusula de no competencia después de aceptar un puesto con un competidor. La demanda se resolvió sin que nadie perdiera dinero de un lado ni del otro.

En sus comentarios durante la firma, el presidente Biden hizo referencia a una hipotética no competencia entre McDonald’s y Burger King, una que impediría que un trabajador de McDonald’s aceptara un trabajo en un Burger King cercano. “Vamos. ¿Hay algún secreto comercial sobre lo que hay dentro de esa hamburguesa?”, preguntó. Sin embargo, esta analogía la ocupó en una primera ocasión durante un discurso en 2020, a lo que McDonald’s ya había aclarado que la compañía no cuenta con tal política.

Durante la última década los casos de demanda entre empleados y propietarios, tanto de un lado como para el otro, fueron creciendo conforme pasó el tiempo. Muchas empresas y grandes cadenas de comida rápida han ido eliminando las cláusulas de no competencia en sus contratos de manera voluntaria, aunque la realidad es que aún falta mucho camino por recorrer para que se genere libre albedrío y oportunidad de crecimiento financiero para los trabajadores de la cocina, sin que tengan prejuicios de empleadores poco tolerantes a la competencia.

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